IPYS Instituto Prensa y Sociedad Venezuela
Por: Gustavo Hernández Díaz Ex director del ININCO-UCV
1.- Tres niños disfrazados de agentes de la Brigada de Acciones Especiales (BAE); grupo de ataque del CICPC. La foto de la agencia de noticias Reuters, difundida en La Patilla (http://www.lapatilla.com/site/secciones/nacionales/), muestra a dos de los niños con uniforme de combate, chaleco antibalas, gorra BAE, guantes especiales, puño cerrado, carnet de identificación policial con fotos exactas, radio portátil y enorme arma de guerra que cuelga en el pecho de la infanta. El otro niño, el más alto, disfraza su integridad de sub inspector; nombre y apellido en carnet engancha la solapa de la camisa. Chaqueta y corbata azul, correa, hebilla militar y pistolón al cinto. Los dos pequeños no llegan a los seis años, el otro, tendrá ocho. En plano general los adultos posan con los niños policías en los carnavales que impulsó la jefa de gobierno del Distrito Capital, Jacqueline Faría. Obviamente, por razones éticas los rostros de estos niños no han sido expuestos a la opinión pública.
2.- Los cometarios sobre esta foto no se hicieron esperar en La Patilla: “Que falta de respeto!!!! Tantos disfraces que hay para niños y estas madres se prestan para jugar con la inocencia de sus hijos….mírenle los rostros.”; “La ignorancia de las personas afectas al gobierno que se refleja en sus hijos. Dios, prestarse para eso.”; “La Farías debería recordar la ley aprobada…gaceta oficial Nº 39.320 del 3 de diciembre de 2009”, ley que refiere a la prohibición de videojuegos bélicos y juguetes bélicos. Figura entre los principios de esta Ley: “El Estado, la familia y la sociedad, como expresión del Poder Popular, son corresponsables y asegurarán con prioridad absoluta la protección integral de niños, niñas y adolescentes para la construcción de una sociedad justa y amante de la paz.”
3.- Los tres comentarios son muy pertinentes. Subrayan los valores familiares, el tema político y la posible inclinación de los padres hacia el oficialismo, incluyendo el marco jurídico que aboga por la cultura de paz y de desarme. No obstante, cabría preguntarse: ¿Cómo afecta la polarización política y la violencia en todos sus registros a los niños de Venezuela? ¿Qué generación estamos formando con un gobierno que atiende al lenguaje del vilipendio y de la mentira? ¿Qué significa cultura de paz? ¿Obedecer ciegamente al autoritarismo o acatar la letra viva de la Constitución Nacional? ¿La televisión es la culpable de que estos niños se disfracen para la guerra? ¿O los padres muchas veces inculcan a niños estereotipos de vida divorciados de valores humanos? Los medios y las tecnologías pueden determinar conductas y formas de pensar. Pero éstos no operan en el vacío; pero a conveniencia del poder sirven de chivo expiatorio. Mediaciones familiares, escolares, académicas, culturales, religiosas etc, confieren significado a los mensajes y a los contextos; interpretamos como individuos y en comunidad, confrontando puntos de vista. Conviene entonces educar la mirada. Se requiere de un programa de alfabetización en medios de comunicación e Internet con el propósito de aprender a ponderar mensajes y relacionarlos con la cotidianidad, tal como lo establece la Ley Orgánica para la protección del niño y del adolescente.
