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El papel prensa llega a las redes de los “bachaqueros”

Del mismo modo como ocurre con los alimentos e insumos básicos en Venezuela, también existe el mercado negro del papel periódico. Empresas legalmente registradas, convertidoras y otros intermediarios entre la estatal Complejo Editorial Alfredo Maneiro y los medios acaparan la materia prima de los periódicos y la revenden a precios que les dejan jugosas ganancias

Por Maruja Dagnino

Todos lo saben, pero nadie se atreve a confirmarlo: el mercado negro en Venezuela abarca hasta el papel periódico. La anhelada “hegemonía comunicacional revolucionaria” que anunció Andrés Izarra cuando era ministro de Comunicación e Información, es una realidad y llegó para quedarse. Es un negocio redondo para los que tienen vínculos con el poder.

Hugo Cabezas, exgobernador de Trujillo y titular de la Corporación Alfredo Maneiro,, es militante del PSUV
Hugo Cabezas, quien gobernó el estado Trujillo y fue ministro de la Secretaría de la Presidencia, está al frente del monopolio del papel para los periódicos, a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro. Foto: PSUV.
Desde principios de 2013, a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM), que preside el ex gobernador de Trujillo y ex ministro de la Secretaría de la Presidencia, Hugo Cabezas, el Estado venezolano controla la importación de papel prensa, un proceso que antes se procuraban todos los medios solicitando a la extinta Comisión de Administración de Divisas (Cavidi) los dólares necesarios para cancelar a sus proveedores.

La caída de los precios del petróleo y el diseño del modelo de desarrollo chavista, que liquidó la iniciativa privada y centralizó la actividad económica, ha provocado que también los periódicos se hayan avenido al “bachaqueo”, la expresión que en la cosmovisión chavista define al contrabando. Para las cabeceras de las regiones ha sido la única manera de mantenerse en pie. Su diezmado flujo de caja no les permite encarar directamente las importaciones debido al caótico sistema cambiario. El tipo de cambio oficial acaba de deslizarse a 10 bolívares por dólar, pero en el mercado negro, según la referencia de la páginal web www.dolartoday.com, el cambio es 100 veces más: 1.045,9 bolívares por dólar.

Para comprar el papel que importa el Estado los diarios lo adquieren de algunas empresas que sirven de intermediarias entre el Complejo y los medios, con un sobreprecio atractivo para que cada eslabón de la cadena quede satisfecho. Todo parece indicar que este nuevo modelo de negocios va a continuar.

El pasado 28 de enero la presidenta de la Cámara Venezolana de Periódicos, Joselin Ramírez, declaró que el CEAM redujo las asignaciones de papel en un 40%. Tres días después, el 31 de enero, Cabezas declaró a Globovisión que todos los periódicos deberán disminuir 60% de su tiraje, incluyendo los del Estado. Esta situación de falta de liquidez que es común a todas las empresas del Estado, incidirán en la falta de materia prima.

Río que suena

Detrás de las restricciones de papel se encubre, mucho más que una vocación para acallar a la prensa, un gran negocio. Lo ha entendido una empresa llamada Inversiones Unigraf C.A., que tiene entre sus atribuciones la “compra, venta, distribución, comercialización, importación y exportación de suministros de papelería, al mayor y al detal”. Su teléfono de contacto es un celular y su dirección un edificio residencial ubicado en la urbanización Valles de Camoruco, en Valencia, estado Carabobo.

La empresa fue fundada el 8 de septiembre de 2014 bajo el RIF J-404401822, con un capital de 300 mil bolívares, ocho meses después de que el CEAM fuera designado por la Presidencia de la República para centralizar las divisas destinadas a la compra de papel periódico, y luego de tres meses de que nombraran a Cabezas presidente de la estatal.

Si bien el gobierno tiene el monopolio del papel prensa, en Venezuela hay empresas que lo ofrecen en el mercado paralelo.

En el número de contacto que aparece en la base de datos del Registro Nacional de Contratistas (RNC) atiende una mujer de apellido Arias, quien se identifica como abogada de la empresa. Un miembro del equipo que investigó esta historia decidió presentarse como un emprendedor de medios para determinar si Inversiones Unigraf vendía papel prensa y a qué precio. La abogada apresuradamente dijo que iba a consultar, pidió “mucha discreción” a su interlocutor y le aseguró que Unigraf devolvería la llamada. Nunca llegó.

Tres meses después se verificó que en la dirección proporcionada al RNC vivía Dona Coriat, una de las dos socias de la empresa. La otra socia es Maruja Coriat. A ella se le solicitó un presupuesto para comprar papel y pidió que enviaran al correo electrónico [email protected] el pedido en detalle. Del mismo modo que la abogada, preguntó cómo habían dado con ellos y solicitó discreción. Días más tarde su respuesta fue: “No tenemos papel. Esos insumos están regulados y son muy difíciles de conseguir. Para otro papel estamos a la orden”.

¿Cómo, a través de quién, o de qué instancia, una empresa puede acceder a un papel que está regulado y centralizado por el CEAM?

Dona Coriat y Maruja Coriat también figuran en el RNC como directivas de la Cooperativa Camoruco 527 bajo el RIF J-311455841, con un capital suscrito de 21 mil bolívares. Habilitada para contratar, Camoruco 527 L.R. presta servicios a PDVSA por suministro de adquisición de prendas de vestir, artículos promocionales, medios publicitarios, adquisición de materiales de seguridad, publicidad y papelería, adquisición de medios publicitarios, entre otros. La persona contacto es Dona y la cooperativa además tiene un perfil en Facebook.

Pero de acuerdo con la versión del gobierno, los dueños de los medios más ricos de Venezuela también han entendido que el papel periódico, en este contexto de control de la economía, es un negocio. En el marco del examen de las Naciones Unidas ante el Comité de Derechos Humanos, celebrado en junio de 2015, el director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, William Castillo, aseguró que la falta de papel se ha generado porque “algunos periódicos privados compraban más papel del que se necesitaba y lo vendían en divisas a pequeños medios”, obligándolos a pagar “en cuentas en el extranjero”.

No es la primera vez que voceros del gobierno recurren al mismo argumento. Esta denuncia ya la había adelantado, durante la anterior legislatura, el diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela Julio Chávez, quien aseguró que, según investigaciones de la Comisión de Medios de la AN, las grandes distribuidoras que importan bobinas de papel periódico lo vendían “a precio de dólar paralelo, a pesar de adquirirlo a dólar preferencial Cadivi”.

En Venezuela se ha creado, pues, un gran mercado negro y las convertidoras líderes del sector del papel prensa, que reciben papel regulado y lo revenden al precio y las condiciones del bachaqueo, están sacando el mayor provecho. Se trata de empresas dedicadas a convertir las medidas del papel de acuerdo a los requerimientos de los clientes, que se han convertido ahora también en intermediarias entre el CEAM y los medios.

A la hora de atribuir responsabilidades, en el CEAM todo suena mal. “Ahí todo el mundo recibe su comisión: desde los que reciben las solicitudes, los montacarguistas y la misma presidencia”, explica un administrador de medios.  En noviembre de 2015 era 33 bolívares el kilo, mientras que el que se manejaba afuera estaba entre 220 y 300. Su precio depende del tamaño de la bovina: mientras más grande es, mayor es el margen de ganancia. Las negociaciones con los intermediarios no dejan rastro porque venden a un precio, pero facturan por montos inferiores.

Una empresa ubicada en Tocuyito, estado Carabobo, asegura el administrador de medios, obtuvo el contrato para elaborar unas gacetas para las que apenas necesitaría cinco bobinas. Sin embargo, cada vez que requería papel prensa exageraba en sus peticiones. “Le despachaban hasta cinco gandolas y ese excedente, que no es poco, se revendía. Estas empresas se han hecho millonarias a costa de la reventa de papel”, señala. En su relato, Inversiones Unigraf funciona como una pequeña “intermediaria”. Lo que supone una complicidad con funcionarios del complejo estatal.

La crisis del papel ya era noticia hace dos años en Venezuela. Video: Youtube/Univision Noticias.
Ante esta situación de escasez de materia prima, hay periódicos que han decidido reducir su paginación. David Natera, director de El Correo del Caroní y presidente del Bloque de Prensa de Venezuela, asegura que su periódico se sostiene de sus propias arcas, que ha tenido que ahorrar la materia prima que tienen almacenada, porque la empresa que se lo suministraba no recibió nunca más dólares del Estado y tuvo que cerrar con una impagable deuda. “Prefiero eso —dijo— a convalidar el monopolio de Maneiro”.

Planificación centralizada, desastre garantizado

La crisis de los impresos venezolanos obedece al control de cambio instaurado hace 13 años y se ha agudizado en los últimos tiempos con la decisión de centralizar las importaciones de la materia prima —que no se producen en Venezuela— en el Complejo Editorial Alfredo Maneiro.

Entre agosto de 2013 y enero de 2016, al menos 12 medios impresos dejaron de circular temporalmente en Venezuela y 41 denunciaron tener problemas de papel, según el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela. Durante 2015 se registraron 28 alertas vinculadas a obstáculos para la adquisición de papel y planchas fotográficas para la impresión.

Estos problemas con los insumos comenzaron en agosto de 2013, seis meses después de que el gobierno de Nicolás Maduro centralizara en la corporación Maneiro la importación de papel prensa.

No hay una explicación detallada de la forma cómo se ejecutó el presupuesto del Ministerio de Comunicación e Información, el despacho al que estuvo adscrito el CEAM en 2013, pero según Marcelino Bisbal, director del postgrado de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello, la Corporación Maneiro recibió en 2013 un presupuesto de 22,9 millones de bolívares. Entre septiembre de 2013 y agosto de 2014, no obstante, tuvo asignaciones de 242 millones de bolívares por la vía de créditos adicionales, sin que se sepa en qué se invirtieron.

En su Memoria y Cuenta 2014, sin embargo, el Complejo admite que ese año imprimió gratuitamente 875.000 ejemplares del encarte 4F, del Partido Socialista Unido de Venezuela, que le costaron a la nación 2.528.400 bolívares; otros 41.460.937 ejemplares de Ciudad CCS, el periódico de la Alcaldía del Municipio Libertador, por un monto de 119.805.524 bolívares; y 3.000 ejemplares del encarte Palestina, por un costo de 7.350 bolívares. Mientras tanto, otros periódicos tienen que cerrar o reducir páginas, tiraje o frecuencia, por falta de insumos.

Esa situación de aparente abundancia contrasta con las profundas dificultades de la operación de los pequeños medios impresos de la provincia venezolana. El 28 de enero de 2016, 86 periódicos agrupados en la Cámara de Periódicos Regionales (Cavepe) se declararon en emergencia al saber que no hay papel periódico ni planchas, según una notificación que recibieron del Complejo Editorial Alfredo Maneiro.

En el mapa de Venezuela hay 41 periódicos que han reportado dificultades para conseguir papel e imprimir sus ediciones.
 Ese mismo día la presidenta de la Cámara Venezolana de Periódicos, Joselin Ramírez, explicó: “el CEAM redujo la asignación de papel periódico en 40%, pues antes vendía 1.000 toneladas y solo pudo ofrecer 400 para 86 periódicos del país. Todos los diarios deberán hacer los ajustes necesarios para seguir circulando. La situación es muy preocupante y crítica, ya que están en riesgo cerca de 90 periódicos del país y con ellos la información y el empleo de miles de personas”.

Tres días después, el 31 de enero pasado, a través de un comunicado, Cabezas culpó a la baja del petróleo de la situación de desabastecimiento de los insumos para la prensa. “Se está haciendo un enorme esfuerzo, en medio de las dificultades, para que las bobinas lleguen a los medios impresos, a pesar que el ingreso de divisas por la venta de petróleo ha bajado en más de 77%”, dijo.

En el sector de los medios impresos se afirma que la cámara, una organización desconocida hasta que el Estado venezolano decidió centralizar la importación de papel, es un intermediario con el CEAM. Hasta el momento nadie ha podido comprobarla. Tanto Ramírez como Cabezas se negaron a ser entrevistados para contrastar estas informaciones.

Por una lista de los periódicos afiliados a la Cámara publicada el 3 de junio de 2015 en el diarioLa Calle -propiedad de Joselin Ramírez-, se pudo saber que 21 de los 41 medios que reportaron al Instituto Prensa y Sociedad problemas con el papel periódico, pertenecen a esta asociación.

Las cifras de las importaciones

Aunque en Venezuela es imposible acceder a los datos oficiales que expliquen el comportamiento del mercado de las importaciones del papel prensa —pues los reportes del INE no dan cuenta de cuáles son los importadores— una lista suministrada por Import Genius -una de las bases de datos más grandes del mundo sobre el comercio y tráfico marítimo- revela que durante los dos últimos años solamente El Nacional, El Impulso, La Mañana, Nuevo Día, El Siglo, Meridiano, Editorial Primavera (Bloque de Armas), y Correo del Orinoco, que es una fundación de Estado, importaron papel prensa en 2014.

Al comparar las proporciones de estas importaciones, medidas en dólares, queda claro que lo comprado por los medios es apenas 20%, mientras que el CEAM trajo 80% de la mercancía. De un total de casi 32 millones de dólares destinados a las importaciones de papel prensa durante esos dos años, 25 provienen del Complejo y sólo seis millones de los bolsillos de los medios. Y durante el año 2013, cuando todavía el CEAM no tenía aún la prerrogativa de centralizar los dólares preferenciales para la compra de papel, los privados invirtieron casi 5 millones de dólares, mientras que en 2014 las importaciones de los medios disminuyeron a un millón 600 mil. En contraste, el CEAM en 2013 erogó casi 5 millones, y en 2014 llegó a 20 millones 400 mil. Otra prueba más de cómo la planificación centralizada ha terminado por llevar a terapia intensiva a otro sector de la economía.

(*) Este reportaje fue desarrollado con reportería de Karla Sánchez, David Matos y Génesis Obaya a lo largo del Diplomado de Periodismo de Investigación, que dicta el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) en alianza con la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

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