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Periodistas guayaneses son atacados en portal gubernamental

Alba Perdomo

Firmada por Diego Sequera, el miércoles 09 de marzo de 2016, la página gubernamental Misión Verdad publicó un artículo que hace referencia a la masacre de 28 mineros, ocurrida en Tumeremo. En el texto se apela a descalificar a la periodista Clavel Rangel, el columnista Damian Prat y la unión investigativa de los medios Runrunes, El Pitazo y Correo del Caroní.

La información está disponible en  http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/hipotesis-sobre-tumeremo-trabajo-especial.

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En referencia a Rangel, en un inciso titulado “Las hazañas de Clavel”, Sequera pone en duda la rigurosidad profesional de Rangel. “Pero hay algo más, si se toma en cuenta que mucho de este material ha corrido por cuenta de la periodista del Correo del Caroní, Clavel Rangel, que sin ningún empacho hace que las versiones choquen, que en donde en un primer momento había ejército y Sebin luego era “la guerrilla”, mientras que aparecen testigos anónimos y semifantasmales que empujan las pruebas que dicen tener a una zona turbia. Clavel Rangel no es exactamente una pasante de La Patilla, ni una periodista improvisada, ¿por qué la turbulencia con los datos?” reza el párrafo.

Habla además de una asociación de medios de comunicación a la que bautizó como “Cartelización”. Otro dato procedimental, y expresivo para las próximas ofensivas comunicacionales que seguro vendrán: la “contingencia”, en gran medida, ha sido llevada a cabo por una llave conformada por Runrunes, El Pitazo y el Correo del Caroní. Las jugadas ahora vendrán en llave y con crédito compartido. La cartelización favorece que 1) se sostenga la mistificación y la falta de certeza en torno al caso, 2) una vía expedita para desautorizar y adulterar las investigaciones en curso, por ejemplo publicando fotografías que supuestamente ilustran rastros y pistas, sin que nada pueda en realidad corroborarlo, 3) controlar y monopolizar el sentido común con la intención de volcarlo todo dentro del expediente “crimen de Estado””.

Para finalizar su alegato contra el periodismo crítico realizado en Guayana, pasa a despotricar contra el columnista y locutor Damián Prat, a quien asegura le toca recoger los excrementos. “Prat y el blanqueo. Y así como pasa la caravana, detrás siempre tiene que pasar el que barra y recoja la mierda de caballos y elefantes: en este caso le tocó al periodista Damián Prat, que no sólo ensalza la encomiable y heroica labor de “medios independientes”, de “activistas” como Américo de Grazia y sostiene el dedo ante la “indolencia” del gobierno. Y, además, le manda su punta a Misión Verdad calificándola de “los laboratorios sucios del gobierno”.

“Todos ellos totalmente ajenos al dolor y la angustia de los familiares, amigos y vecinos de los trabajadores mineros desaparecidos y de quienes los testigos sobrevivientes aseguran que fueron asesinados”, como si él y sus superamigos con sus retahilas no han sido los primeros en frivolizar la información y suprimir todo relieve sentimental. Todo contado desde la prosa deficiente, desordenada y disfuncional de Prat”.

Esta alerta a la libertad de expresión se fundamenta en una intimidación contra periodistas, ante la publicación de informaciones y opiniones acerca de temas de interés público.

Los artículos 57 y 58 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela garantizan el derecho que tienen los ciudadanos de expresarse libremente y de estar informados sobre hechos que sean de su interés sin que pueda establecerse censura.

El numeral 5 de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) establece que la presión directa e indirecta sobre cualquier expresión, opinión o información difundida, a través de los medios de comunicación, debe estar prohibida por la ley. El numeral 9, por su parte, señala que los hechos de intimidación, amenaza y agresión violan los derechos fundamentales de las personas y coartan severamente la libertad de expresión.

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