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Constructoras de paz en Venezuela

Mujeres moteras de Barinas, hermandad sobre ruedas que rompe estereotipos

Hasta ahora son 18. Ellas llevan la pasión Biker por donde se les mire, pero tienen una misión: apoyar las obras sociales de su ciudad

Briceida Morales – 19/12/23

Las vemos rodar por la ciudad de Barinas, como pilotos o copilotos, libres, seguras, responsables. Son mujeres que rompen estereotipos, y para quienes la lealtad, el honor y el respeto son códigos que se respetan al pie de la letra. Cuando salen al asfalto no solo lo hacen para disfrutar de la naturaleza, sino para llevar una sonrisa y para ayudar al prójimo. 

Se trata de la Asociación de Mujeres Moteras, que nació en el estado Aragua y de allí se fue extendiendo a Lara, Aragua, Anzoátegui, Zulia, Táchira, Portuguesa, Mérida, Cojedes, Guárico, Distrito Federal, Miranda, Carabobo y  Nueva Esparta de la mano de Magalis Avendaño, actual presidenta a nivel nacional, y que ahora cuenta con una junta directiva integrada por una vicepresidenta y un tesorero. 

En el 2021 cuando la barinesa Marinel Moncada coincidió en un evento con Magalis, ésta vio la disposición por parte de Marinel y le propuso asumir la presidencia del capítulo Barinas. “En ese momento, me otorgó el parche como líder de mujeres moteras en mi estado”.

Allí comenzó su trabajo de identificar a otras que como ella sienten la pasión “Biker”: ven el andar en moto como una filosofía de vida distinta, con sus propios valores, usan motos estilo custom y muestran un atuendo muy característico que las identifica; además están capacitadas para reparar y transformar su moto en una pieza única, así como estar dispuestas siempre a socorrer o ayudar a cualquier Biker que se encuentre por el camino.

En este lapso de un año y siete meses, esta asociación barinesa pasó de 10 a 18 integrantes.

Estas mujeres se conectan, apoyan a sus esposos, colaboran en todos los eventos Biker, “tratamos de aprender un poquito de lo que es la mecánica, para no ser un obstáculo, sino que somos parte del equipo, si te accidentas, te paso la llave, te ayudo en algo”. 

En el pasado, si bien las asociaciones de moteros tenían criterios estereotipados: las motos no son para mujeres, con el correr de los años esto ha cambiado, con un poco de recelo, pero ha mermado. 

Antes “era la esposa de fulano”.  Ahora cuentan con grupos de asociaciones donde las mujeres se han destacado, como Queen, Kunai, Almas Libres, Manos Negras, Amazonas. 

Este avance habla de la inclusión, del respeto y de cómo la mujer ha ido ganando terreno en espacios que tradicionalmente estaban liderados por hombres. No lo hacen como una competencia ni para alcanzar reconocimiento, sino porque esta actividad les da confianza, seguridad y autonomía. Sobre dos ruedas desarrollan destrezas psicomotrices , se sienten capaces de hacer cosas y van superando los sesgos que tienen que ver con el género.

La asociación tiene reglamentos por los cuales se rigen, tienen leyes, normativas, deben proteger los colores amarillo, azul, rojo, gris, negro y blanco, porque es una asociación registrada en el ámbito nacional. Siempre están pendiente de  mantener una agenda de labor social.

Marinel Moncada, del capítulo Barinas, dice que hay otras chicas que circulan en moto, pero no se rigen por una normativa. A ellas, por el contrario, siempre las motiva ayudar. “Debemos dar para recibir, siempre estamos cambiando un gesto por una sonrisa”.

Nunca esperan nada a cambio, agrega, les anima encontrarse con una sonrisa o un abrazo que les llena de alegría.  Esa es la huella que quieren dejar en cada obra que realizan. 

Las integrantes tienen distintas edades, distintos gustos, pero siempre les une un espíritu de hermandad. Son siempre amigas, “siempre juntas ante cualquier circunstancia, nunca hemos dejado sola a otra, y aunque no nos reunimos todos los jueves, tratamos de hacer una reunión o dos por mes, porque cada una tiene sus ocupaciones”.

En el grupo quienes la integran tienen una variedad de profesiones u oficios, desde  sociólogos, abogadas, veterinarias, costureras, estilistas.

Siempre cuidan que quienes pasen a formar parte de la asociación sean las esposas o pareja del piloto, así evitan las discordias o malos entendidos. “Cuando nos reunimos no hay espacios para la rabia, el rencor, siempre tenemos un tema importante qué hablar, siempre temas distintos, siempre pendientes de planificar alguna obra social”.

Hasta ahora son pocas las que cuentan con moto propia, sin embargo, no es obstáculo para seguir creciendo como familia, “si te duele, a mí me duele, entre todas nos ayudamos. Puede haber diferencias, son 18 personas con pensamientos diferentes, pero siempre hemos sido respetuosas, siempre priva el bien común y el de la asociación, y aunque no todas tengamos motos, sentimos la misma pasión que cualquiera que tenga una”, destaca.

No todo es rodar

Si algo distingue a este movimiento sobre ruedas es su dedicación, compromiso y solidaridad con las causas más apremiantes donde pueden tender una mano amiga.

Su primera obra benéfica la realizaron cuando la tragedia de Tejerías, donde un deslave acabó con varias viviendas dejando a muchas familias damnificadas.  Ellas junto a sus compañeros de otras asociaciones lograron recaudar fondos y solicitaron apoyo para  el donativo de alimentos, ropa, calzado.

El Día del Niño llevaron donativos el Hospital Materno Infantil y al Hospital Luis Razetti en la ciudad de Barinas

El 19 de Octubre, Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama, hicieron su primera Rodada Rosa,  donde contaron con el apoyo de varias agrupaciones: MotoClub Barinas; Mahatma Morales,quien las ha apoyado en sus redes desde que iniciaron; Mandabiker; Simón Daniel Puello, dueño del local donde se reúnen todos los jueves y donde está el logo de los moteros. Y Ramón Sosa,  con una trayectoria de 20 años  organizando el encuentro nacional de Hermandad Biker en Barinas y quien además ha recorrido en moto Latinoamérica de punta a punta

Hace poco también realizaron una campaña de concienciación en las calles de Barinas ante el incremento del número de accidentes en moto y la imprudencia por parte de muchos motorizados. 

“Queremos que la gente vea que nosotros somos la excepción, el casco sirve para salvar una vida. Hay muchas personas detrás de una moto, que la usan solo como un medio de transporte, para nosotros es además, nuestro medio de paseo. La pasión motera quiere siempre andar en moto, y para eso hay que cumplir una serie de normas”, dice Marinel Moncada, representante del capítulo Barinas. 

La última labor social para este 2023 se realizará este próximo 20 de diciembre donde llevarán algunos donativos a ocho niños que viven  en una casa abrigo de la ciudad de Barinas. 

“Son niños que están en condiciones muy precarias, no tenemos mucho pero con lo poco que recaudemos sé que los vamos a ayudar”.

Pasión Biker

Katherine Yánez: Tiene tres años de casada y rodando en moto con su esposo recorriendo varios estados del país, de feria en feria, primero lo asumieron como un trabajo, luego de una manera distinta. Apreciando los paisajes de distinta manera. “Me gusta sentir la brisa sin necesidad de tener un vidrio en frente. No necesitamos tener una moto para sentirnos parte del grupo. Cuando se pincha un caucho puedo ayudarlo”. Trabajo en un negocio de servicio técnico con su esposo.

Marinel Moncada: Cinco años de casada, ha recorrido distintos lugares de Venezuela. Sintiendo la brisa, se regocija al ver el entusiasmo de otras chicas, compartir con los otros grupos. “Tenemos una trayectoria, es un anhelo de cada una de nosotras formar parte de esta asociación, es una experiencia inolvidable, repartimos sonrisas cuando hacemos labores sociales. Este mundo es diferente al de otros, es más que decirse motero”. Ella es socióloga, TSU en Administración, gerente de la tienda de ropa, accesorios y calzados e hizo un curso de pirograbado.  

Carmen Camejo: Cinco años de casada y para quien rodar en moto es parte de su vida. “Tratamos de hacer cosas grandes por las personas que necesitan apoyo”. Es comerciante y trabaja en una empresa ensambladora de tractores.

Siete días antes de esta entrevista, Ive Finol compró una moto. Antes de equiparse con su casco, el dueño de la tienda le sugirió conocer e integrarse en el grupo de la Asociación de Mujeres Moteras.  “No sabía que existía esta hermandad, me hicieron sentir bien al instante y me retroalimentaron en todo este mundo”. Por ahora está desempleada.