Por: María Fernanda Rodríguez

En cinco de los 23 municipios que tiene el estado Mérida no hay ni un solo medio de comunicación que difunda noticias locales sin sesgo informativo. Aricagua, Caracciolo Parra, Cardenal Quintero, Julio César Salas y Justo Briceño son entidades consideradas como desiertos de noticias por IPYS Venezuela. Según las proyecciones demográficas para este año 2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE), 73.347 personas habitan en esas jurisdicciones.

De acuerdo con las categorías creadas por IPYS Venezuela para este informe, otros siete municipios de Mérida son considerados desiertos moderados: Arzobispo Chacón, Campo Elías, Guaraque, Miranda, Obispo Ramos de Lora, Padre Noguera y Zea. En suma, más de la mitad del estado andino no tiene una oferta informativa suficiente y más de 300.000 personas sufren las consecuencias de esa precariedad.

Desnutrición informativa

El 29 de agosto de 2017 la directiva de Diario de Los Andes informó a sus trabajadores que la edición impresa dejaría de circular definitivamente en el estado Mérida, tras cerca de 20 días sin imprimirse. Los motivos expresados en el escrito fueron problemas económicos y falta de papel periódico. Actualmente la edición web publica algunas informaciones de Mérida que son redactadas por la única corresponsal en el estado que tiene este medio de comunicación.

A comienzos de marzo de 2018 el Diario Frontera, tabloide de mayor prestigio en la entidad, dejó de circular. No hubo pronunciamiento público sobre esta desaparición del impreso que en agosto de ese año cumpliría cuatro décadas de su fundación. 

Actualmente queda un solo medio de comunicación impreso en Mérida, Pico Bolívar, cuya impresión dejó de ser diaria y desde comienzos de la pandemia por COVID-19 pasó a ser interdiaria, siempre que el servicio de energía eléctrica no falle para que puedan encenderse las rotativas de donde salen apenas ocho páginas de un tabloide que se imprime solo en dos colores y con cerca de un 80% de informaciones nacionales e internacionales producidas por otros medios.

El estudio Atlas del silencio de IPYS Venezuela registró 73 medios de comunicación que difunden contenidos periodísticos en Mérida. En su mayoría emisoras (55), seguidas por televisoras (9), medios digitales (8) y periódicos (1). Sin embargo, las estaciones de radio y canales de televisión dejan de transmitir cuando se va la luz en los sectores donde se ubican sus antenas y sus estudios. Las fallas en los servicios eléctricos y de internet también afectan el funcionamiento de los medios digitales de la entidad.

Así mismo, IPYS Venezuela documentó que no todos los medios de comunicación que se difunden en Mérida producen contenidos informativos. Las emisoras, que representan más del 75% de los medios disponibles en el estado, dedican la mayor parte de su programación a transmitir música y programas de entretenimiento.

Si no hay luz, tampoco telecomunicaciones

A Francis Barrios le llegó casi dos días después el mensaje enviado por WhatsApp donde le preguntaban si en su municipio, Cardenal Quintero, había medios de comunicación que transmitieran noticias locales. La causa de la demora era la falta de electricidad y de señal telefónica en esa localidad; cuando cortan la luz, generalmente también se caen las telecomunicaciones. Los apagones pueden durar hasta más de 12 horas continuas. “Aquí solo llega la señal de una emisora que transmite noticias, pero solo repiten las noticias que da el gobierno”, responde por fin, refiriéndose al gobierno de Nicolás Maduro.

Las fallas en el servicio eléctrico son constantes en Mérida desde el año 2016. Durante casi cinco años existen cortes de luz programados en la entidad, primero con publicación de cronogramas de suspensiones del servicio por parte de la compañía estatal Corpoelec, cuyos horarios generalmente se cumplían. Desde hace al menos tres años, los cronogramas dejaron de cumplirse con regularidad. Este 2020 ni siquiera existe un cronograma. La luz se va a cualquier hora y por lapso de tiempo indefinido. Dos, tres, cuatro y hasta más cortes al día, acompañados de incontables fluctuaciones de voltaje. 

De acuerdo con registros de la ONG Promedehum, Mérida sumó, en total de horas, más de 40 días sin servicio eléctrico durante el primer semestre de 2020.

La orografía de Mérida siempre ha sido un reto para el buen funcionamiento de las telecomunicaciones. Sin embargo, la desinversión en equipos y sistemas para el mantenimiento y mejoras de las mismas ha causado que cada vez sean más deficientes. Lograr hacer una llamada telefónica desde un teléfono celular en Mérida generalmente tarda varios intentos fallidos.

Sin energía eléctrica, señal de telefonía y conexión a internet estables, la labor de informar en Mérida se convierte en una tarea titánica. Estas dificultades resultan enormes obstáculos para periodistas que ejercen en medios locales o son corresponsales de medios nacionales. En los municipios alejados de la capital del estado las fallas en dichos servicios suelen ser más graves.

Cierres, censura y autocensura ante el poder rojo

Aunque la gobernación del estado Mérida fue ganada en 2017 por un candidato de la oposición, Ramón Guevara del partido Acción Democrática (AD), en 18 de los 23 municipios los alcaldes son militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Así mismo, en los cinco municipios donde ganó la oposición existen fuerzas políticas oficialistas que ejercen su poder en detrimento de las alcaldías; en dos de ellos, Antonio Pinto Salinas y Rivas Dávila, se creó la figura inconstitucional de “protector político”, la misma que ejerce Jehyson Guzmán en todo el estado.

La información oficial pasa por el filtro de los intereses políticos en Mérida. Las ruedas de prensa convocadas por el gobernador o por los alcaldes de oposición carecen de informaciones que son controladas por representantes del Psuv. Por su parte, las convocatorias a periodistas y medios de comunicación por parte de entes del oficialismo se utilizan generalmente para dar a conocer gestiones políticas.

El año 2017 fue el más duro en términos de censura y disminución de los medios informativos en Mérida, al menos durante el último lustro. Entre los meses de junio y agosto tres televisoras -entre ellas la universitaria ULA TV- y cuatro emisoras salieron del aire por orden de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). Ese año las protestas sociales contra el gobierno de Maduro, ocurridas en gran parte del territorio nacional, fueron fuertemente reprimidas en Mérida, hechos que fueron informados en medios locales posteriormente sancionados por Conatel.

Periodistas, trabajadores de la prensa y directivos de medios locales de Mérida han expresado en encuestas hechas por IPYS Venezuela que se han autocensurado para evitar correr con la misma suerte de los medios cerrados por Conatel. Así mismo, el bloqueo que mantiene el gobierno de Maduro a portales web limita el acceso de usuarios a medios digitales nacionales que tienen corresponsales en Mérida, como El Pitazo, VPI TV y Caraota Digital.

Desde que comenzó la cuarentena nacional por COVID-19 y hasta el pasado 31 de agosto, IPYS Venezuela ha documentado un total de seis limitaciones al trabajo de los periodistas, manifestadas en amedrentamientos, detenciones y/o prohibiciones por parte de funcionarios militares, policiales y civiles en al menos tres municipios del estado. Además, periodistas, trabajadores de la prensa y directivos de medios locales han denunciado por redes sociales que policías les impiden transitar por puntos de control que restringen el paso vehicular durante las semanas de cuarentena radical, a pesar de que las autoridades regionales han dicho públicamente que a la prensa no deben restringir el paso.

Sin gasolina la prensa se detiene

Desde mayo de 2018 la escasez de gasolina obliga a conductores de Mérida a hacer colas para poder surtirse en estaciones de servicio. A partir del 16 de marzo de este año y hasta el pasado primero de junio no hubo venta de combustible para particulares en el estado, como parte de las medidas restrictivas en el marco de la cuarentena nacional por COVID-19. En consecuencia, el gobierno oficialista creó la Mesa Técnica del Combustible que estableció 10 sectores prioritarios para el abastecimiento de gasolina y gasoil en el marco de la pandemia, entre ellos están periodistas y medios de comunicación.

Sin embargo, los llamados sectores priorizados pasan por filtros establecidos por quienes conforman la referida mesa técnica, y se han ido reduciendo la cantidad de cupos otorgados a los mismos. En el caso de la prensa, la lista inicial se redujo de cerca de 250 cupos a menos de 100. “La última vez que nos dijeron para surtir nos pidieron ir antes a cubrir una rueda de prensa del protectorado; sabemos de colegas que sacaron de esa lista porque no publicaban las notas de prensa que envían ellos (representantes regionales del Psuv)”, dijo a IPYS Venezuela una periodista, cuyo nombre pidió resguardar.

El transporte público tampoco es una opción constante ni segura para el traslado de periodistas y trabajadores de la prensa hasta los lugares donde ocurren hechos noticiosos, así como ruedas de prensa. Las unidades de transporte en circulación han disminuido por la escasez de combustible, lo que impide mantener el distanciamiento físico para prevenir el COVID-19 en paradas y al interior de los autobuses. Periodistas han denunciado por redes sociales desde finales de agosto que ya no les permiten abordar las unidades de trolebús que administra la empresa estatal Tromerca, servicio que según anuncio oficial estaría disponible para trabajadores de los sectores priorizados por la pandemia.

La gasolina también es necesaria para el funcionamiento de plantas eléctricas que le permiten a emisoras y televisoras locales continuar sus transmisiones durante los prolongados apagones. La venta de este combustible para ese fin también se ha limitado. Trabajadores de emisoras informaron a IPYS Venezuela que durante la cuarentena han pasado hasta tres semanas sin que les vendan gasolina para las plantas.

En síntesis, más de la mitad del territorio del estado Mérida es un desierto informativo. Donde existen algunos oasis, las constantes fallas en servicios básicos, así como la censura, autocensura y los ataques y limitaciones a periodistas y trabajadores de la prensa fungen como fisuras por donde se escapa la escasa agua que calma la sed informativa de la región.

Por: María Fernanda Rodríguez

En cinco de los 23 municipios que tiene el estado Mérida no hay ni un solo medio de comunicación que difunda noticias locales sin sesgo informativo. Aricagua, Caracciolo Parra, Cardenal Quintero, Julio César Salas y Justo Briceño son entidades consideradas como desiertos de noticias por IPYS Venezuela. Según las proyecciones demográficas para este año 2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE), 73.347 personas habitan en esas jurisdicciones.

De acuerdo con las categorías creadas por IPYS Venezuela para este informe, otros siete municipios de Mérida son considerados desiertos moderados: Arzobispo Chacón, Campo Elías, Guaraque, Miranda, Obispo Ramos de Lora, Padre Noguera y Zea. En suma, más de la mitad del estado andino no tiene una oferta informativa suficiente y más de 300.000 personas sufren las consecuencias de esa precariedad.

Desnutrición informativa

El 29 de agosto de 2017 la directiva de Diario de Los Andes informó a sus trabajadores que la edición impresa dejaría de circular definitivamente en el estado Mérida, tras cerca de 20 días sin imprimirse. Los motivos expresados en el escrito fueron problemas económicos y falta de papel periódico. Actualmente la edición web publica algunas informaciones de Mérida que son redactadas por la única corresponsal en el estado que tiene este medio de comunicación.

A comienzos de marzo de 2018 el Diario Frontera, tabloide de mayor prestigio en la entidad, dejó de circular. No hubo pronunciamiento público sobre esta desaparición del impreso que en agosto de ese año cumpliría cuatro décadas de su fundación. 

Actualmente queda un solo medio de comunicación impreso en Mérida, Pico Bolívar, cuya impresión dejó de ser diaria y desde comienzos de la pandemia por COVID-19 pasó a ser interdiaria, siempre que el servicio de energía eléctrica no falle para que puedan encenderse las rotativas de donde salen apenas ocho páginas de un tabloide que se imprime solo en dos colores y con cerca de un 80% de informaciones nacionales e internacionales producidas por otros medios.

El estudio Atlas del silencio de IPYS Venezuela registró 73 medios de comunicación que difunden contenidos periodísticos en Mérida. En su mayoría emisoras (55), seguidas por televisoras (9), medios digitales (8) y periódicos (1). Sin embargo, las estaciones de radio y canales de televisión dejan de transmitir cuando se va la luz en los sectores donde se ubican sus antenas y sus estudios. Las fallas en los servicios eléctricos y de internet también afectan el funcionamiento de los medios digitales de la entidad.

Así mismo, IPYS Venezuela documentó que no todos los medios de comunicación que se difunden en Mérida producen contenidos informativos. Las emisoras, que representan más del 75% de los medios disponibles en el estado, dedican la mayor parte de su programación a transmitir música y programas de entretenimiento.

Si no hay luz, tampoco telecomunicaciones

A Francis Barrios le llegó casi dos días después el mensaje enviado por WhatsApp donde le preguntaban si en su municipio, Cardenal Quintero, había medios de comunicación que transmitieran noticias locales. La causa de la demora era la falta de electricidad y de señal telefónica en esa localidad; cuando cortan la luz, generalmente también se caen las telecomunicaciones. Los apagones pueden durar hasta más de 12 horas continuas. “Aquí solo llega la señal de una emisora que transmite noticias, pero solo repiten las noticias que da el gobierno”, responde por fin, refiriéndose al gobierno de Nicolás Maduro.

Las fallas en el servicio eléctrico son constantes en Mérida desde el año 2016. Durante casi cinco años existen cortes de luz programados en la entidad, primero con publicación de cronogramas de suspensiones del servicio por parte de la compañía estatal Corpoelec, cuyos horarios generalmente se cumplían. Desde hace al menos tres años, los cronogramas dejaron de cumplirse con regularidad. Este 2020 ni siquiera existe un cronograma. La luz se va a cualquier hora y por lapso de tiempo indefinido. Dos, tres, cuatro y hasta más cortes al día, acompañados de incontables fluctuaciones de voltaje. 

De acuerdo con registros de la ONG Promedehum, Mérida sumó, en total de horas, más de 40 días sin servicio eléctrico durante el primer semestre de 2020.

La orografía de Mérida siempre ha sido un reto para el buen funcionamiento de las telecomunicaciones. Sin embargo, la desinversión en equipos y sistemas para el mantenimiento y mejoras de las mismas ha causado que cada vez sean más deficientes. Lograr hacer una llamada telefónica desde un teléfono celular en Mérida generalmente tarda varios intentos fallidos.

Sin energía eléctrica, señal de telefonía y conexión a internet estables, la labor de informar en Mérida se convierte en una tarea titánica. Estas dificultades resultan enormes obstáculos para periodistas que ejercen en medios locales o son corresponsales de medios nacionales. En los municipios alejados de la capital del estado las fallas en dichos servicios suelen ser más graves.

Cierres, censura y autocensura ante el poder rojo

Aunque la gobernación del estado Mérida fue ganada en 2017 por un candidato de la oposición, Ramón Guevara del partido Acción Democrática (AD), en 18 de los 23 municipios los alcaldes son militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Así mismo, en los cinco municipios donde ganó la oposición existen fuerzas políticas oficialistas que ejercen su poder en detrimento de las alcaldías; en dos de ellos, Antonio Pinto Salinas y Rivas Dávila, se creó la figura inconstitucional de “protector político”, la misma que ejerce Jehyson Guzmán en todo el estado.

La información oficial pasa por el filtro de los intereses políticos en Mérida. Las ruedas de prensa convocadas por el gobernador o por los alcaldes de oposición carecen de informaciones que son controladas por representantes del Psuv. Por su parte, las convocatorias a periodistas y medios de comunicación por parte de entes del oficialismo se utilizan generalmente para dar a conocer gestiones políticas.

El año 2017 fue el más duro en términos de censura y disminución de los medios informativos en Mérida, al menos durante el último lustro. Entre los meses de junio y agosto tres televisoras -entre ellas la universitaria ULA TV- y cuatro emisoras salieron del aire por orden de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). Ese año las protestas sociales contra el gobierno de Maduro, ocurridas en gran parte del territorio nacional, fueron fuertemente reprimidas en Mérida, hechos que fueron informados en medios locales posteriormente sancionados por Conatel.

Periodistas, trabajadores de la prensa y directivos de medios locales de Mérida han expresado en encuestas hechas por IPYS Venezuela que se han autocensurado para evitar correr con la misma suerte de los medios cerrados por Conatel. Así mismo, el bloqueo que mantiene el gobierno de Maduro a portales web limita el acceso de usuarios a medios digitales nacionales que tienen corresponsales en Mérida, como El Pitazo, VPI TV y Caraota Digital.

Desde que comenzó la cuarentena nacional por COVID-19 y hasta el pasado 31 de agosto, IPYS Venezuela ha documentado un total de seis limitaciones al trabajo de los periodistas, manifestadas en amedrentamientos, detenciones y/o prohibiciones por parte de funcionarios militares, policiales y civiles en al menos tres municipios del estado. Además, periodistas, trabajadores de la prensa y directivos de medios locales han denunciado por redes sociales que policías les impiden transitar por puntos de control que restringen el paso vehicular durante las semanas de cuarentena radical, a pesar de que las autoridades regionales han dicho públicamente que a la prensa no deben restringir el paso.

Sin gasolina la prensa se detiene

Desde mayo de 2018 la escasez de gasolina obliga a conductores de Mérida a hacer colas para poder surtirse en estaciones de servicio. A partir del 16 de marzo de este año y hasta el pasado primero de junio no hubo venta de combustible para particulares en el estado, como parte de las medidas restrictivas en el marco de la cuarentena nacional por COVID-19. En consecuencia, el gobierno oficialista creó la Mesa Técnica del Combustible que estableció 10 sectores prioritarios para el abastecimiento de gasolina y gasoil en el marco de la pandemia, entre ellos están periodistas y medios de comunicación.

Sin embargo, los llamados sectores priorizados pasan por filtros establecidos por quienes conforman la referida mesa técnica, y se han ido reduciendo la cantidad de cupos otorgados a los mismos. En el caso de la prensa, la lista inicial se redujo de cerca de 250 cupos a menos de 100. “La última vez que nos dijeron para surtir nos pidieron ir antes a cubrir una rueda de prensa del protectorado; sabemos de colegas que sacaron de esa lista porque no publicaban las notas de prensa que envían ellos (representantes regionales del Psuv)”, dijo a IPYS Venezuela una periodista, cuyo nombre pidió resguardar.

El transporte público tampoco es una opción constante ni segura para el traslado de periodistas y trabajadores de la prensa hasta los lugares donde ocurren hechos noticiosos, así como ruedas de prensa. Las unidades de transporte en circulación han disminuido por la escasez de combustible, lo que impide mantener el distanciamiento físico para prevenir el COVID-19 en paradas y al interior de los autobuses. Periodistas han denunciado por redes sociales desde finales de agosto que ya no les permiten abordar las unidades de trolebús que administra la empresa estatal Tromerca, servicio que según anuncio oficial estaría disponible para trabajadores de los sectores priorizados por la pandemia.

La gasolina también es necesaria para el funcionamiento de plantas eléctricas que le permiten a emisoras y televisoras locales continuar sus transmisiones durante los prolongados apagones. La venta de este combustible para ese fin también se ha limitado. Trabajadores de emisoras informaron a IPYS Venezuela que durante la cuarentena han pasado hasta tres semanas sin que les vendan gasolina para las plantas.

En síntesis, más de la mitad del territorio del estado Mérida es un desierto informativo. Donde existen algunos oasis, las constantes fallas en servicios básicos, así como la censura, autocensura y los ataques y limitaciones a periodistas y trabajadores de la prensa fungen como fisuras por donde se escapa la escasa agua que calma la sed informativa de la región.