Gemelos prematuros mueren esperando cupo para terapia intensiva

24 enero, 2018  


Los parientes de los neonatos fueron informados que por falta de equipos no había cupos suficientes en el Hospital Domingo Luciani de El Llanito, donde los mellizos nacieron. Eso impidió la atención adecuada y oportuna de los recién nacidos

Los gemelos Lian José y Alan José fallecieron esperando una incubadora en alguna unidad de cuidados intensivos del país, a escasas 48 horas de haber nacido.

Su abuelo, el periodista Juan José Ojeda, relató todo el periplo a través de su cuenta en Twitter. “Hijos. Ustedes saben que hice todo lo posible, que hablé hasta con quien nunca imaginé en defensa de ustedes, de su vida. Ahora son libres del dolor y la desgracia Hasta siempre mis niños! No hay palabras para expresar este dolor”, escribió a la 1:53 de la tarde.

Los bebés nacieron en el Hospital Domingo Luciani, ubicado en El Llanito, estado Miranda, y aunque el servicio de pediatría cuenta con una unidad de cuidados intensivos neonatales jamás hubo cupo para atender a los gemelos que vinieron al mundo con 27 semanas de gestación.

La hija de Ojeda dio a luz por parto natural el sábado 20 de enero en el hospital dependiente del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS), pero la falta de aparatos redujo las posibilidades de sobrevivencia de los neonatos.

“Siempre nos dijeron que no había los equipos ni los medios para garantizarles la vida, que – crudamente – tenía que morirse un niño de cuidados intensivos para ingresar a uno de los gemelos”, contó a Ipys Venezuela, vía telefónica, el periodista.

El primero en morir fue Lian José a la 1:40 de la madrugada. Le siguió su hermano, Alan José, a las 2:25 de la tarde del pasado 22 de enero.

https://twitter.com/juanjoseojeda/status/955510185644232704

Ojeda relató que los niños fueron atendidos en incubadoras que solo les proporcionaban calor y oxígeno. Desconoce si habían monitores de signos vitales y otros equipos requeridos para asistir a recién nacidos prematuros. “Siempre se nos dijo que no había posibilidades de ser atendidos”.

Justo en el último semestre de 2017, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) donó medicinas y capacitó a personal con el propósito de reducir la mortalidad materno infantil, por la cual Venezuela ha sido noticia en los últimos dos años.

La OPS destacó  que asegurar la calidad de la atención de las mujeres en edad reproductiva, embarazadas y neonatos incluye contar con el equipamiento básico y  condiciones adecuadas de infraestructura en las áreas de atención obstétrica y neonatal.

Pero esas condiciones de infraestructura no estuvieron garantizadas para los gemelos y su caso es reflejo de un problema mayor. Un total de 11.466 bebés menores de un año murieron en 2016, 30 por ciento más que en 2015 según cifras oficiales. De acuerdo con Caritas de Venezuela, en 2017 entre cinco y seis niños fallecieron cada semana.

Sabiendo que este era un tema crucial, el Ejecutivo hizo esfuerzos de inversión en ese sentido y entre 2005 y 2010 compró, a través de un convenio con el gobierno de Argentina, 12.353 aparatos a la empresa argentina Medix Industrial y Comercial a un costo aproximado de 65 millones de dólares. Las garantías de mantenimiento caducaron en 2012 y cuando se retomaron, cuatro años después, solo fue para recuperar un 30 por ciento de esos equipos. En la lista que espera mantenimiento no solo hay incubadoras y ventiladores neonatales, sino monitores de signos vitales, bombas de infusión, lámparas de fototerapias y cunas de distintas características, entre otros.

La escasez de estos equipos es una de las principales razones por las que se ha reducido la capacidad de atención neonatal. En una breve entrevista concedida al equipo de Huérfanos de la Salud, la exministra de Salud, Luisana Melo, reconoció el desperfecto. Se lo atribuyó a las limitaciones presupuestarias del Gobierno. Sobre el destino de los 8.585 equipos sin mantenimiento, respondió: “Se supone que se arreglarán”.

Mientras el Gobierno afronta lo que han llamado guerra económica,  los padres dependen solo de la caridad de algún funcionario.  Aunque el periodista logró hablar telefónicamente con personal del ministerio, las conversaciones no dejaron resultados. Apuntó que obtener información sobre las condiciones de sus nietos también fue difícil debido al temor del personal médico y de enfermería de verse involucrados en el desenlace de la historia. “Parece que hay una orden verbal no escrita de penalizar a quien deje tomar fotos u obtener información de esta precariedad”.

No es casual. En octubre de 2017, dos estudiantes de medicina fueron detenidas por ser presuntas autoras de unas fotografías tomadas a parturientas durante un parto improvisado en el Hospital Pastor Oropeza, Barquisimeto, estado Lara, en paupérrimas condiciones.

Clavel Rangel