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Constructoras de paz en Venezuela

Leinys Marín, un ejemplo de superación cuando la discapacidad auditiva marca la pauta (y II)

Es una persona sorda desde los tres meses de edad como consecuencia de  una mala praxis médica; derribó los muros de la discriminación en su infancia y adolescencia con su mamá como su intérprete en todas sus hazañas. Hoy se enfrenta a otras barreras: no ha podido ingresar al mercado laboral

Deysi Ramos – 25/03/24

Foto: Lisbeth Alfonzo

Leinys Marín tiene 28 años y siempre se ha destacado en todo lo que se ha propuesto. Como estudiante egresó con honores y fue la primera persona sorda en recibir un título universitario en la Universidad Experimental de las Artes (Unearte), en Nueva Esparta. 

Fue una estudiante de bachillerato sobresaliente. También ha marcado la pauta y disfruta de sus facetas de modelo, actriz y artista plástica. 

Sin embargo, desde que se recibió como licenciada en Artes Plásticas, hace dos años, anda tocando puertas para ingresar al mercado laboral y hasta ahora la respuesta ha sido la misma: «No te podemos dar trabajo porque eres discapacitada y ¿cómo nos vamos a comunicar contigo?»

Esta situación es violatoria de la Ley Especial para las Trabajadoras y Trabajadores con Discapacidad, aprobada por la Asamblea Nacional (AN) en enero de 2023, y en  cuyo artículo 4 se establece que: “Todas las personas con discapacidad tienen derecho a trabajar en igualdad de condiciones con las demás personas, en un trabajo libremente elegido, inclusivo y accesible, en un entorno laboral libre de discriminación que garantice iguales condiciones de selección y contratación, con condiciones de trabajo seguras y saludables”. 

Sin embargo, en su día a día la ley ha quedado en letra muerta. Más grave aún, es que la Zona Educativa tenga represada – sin ninguna justificación – su hoja de vida y no le dé respuesta a su solicitud de empleo para trabajar como docente en la escuela para personas sordas donde ella hizo su primaria y, en la cual, le gustaría dar su aporte hoy como profesional.

«Tenemos dos años esperando y nada. No dan respuesta ni explicación», me comenta en una entrevista que se realizó con el apoyo de su mamá, quien nos sirvió de ayuda en la interpretación de la Lengua de Señas Venezolana (LSV), quien de entrada nos aclara que ella no es intérprete porque para eso se requieren unos estudios especializados y una certificación avalada por una universidad. En su caso es “usuaria de la lengua de señas”.

Para su mamá son todos los elogios, ya que ha sido la persona que le ha servido de «intérprete» en una sociedad que pone a un lado a las personas con discapacidad auditiva.

“Mi mamá siempre me apoyó y me sigue apoyando. Ella hizo cursos en la escuela de sordos y aprendió la lengua de señas”, comenta.

Leinys asistió a una escuela especial para realizar sus estudios de primaria. Sin embargo, al llegar al sexto grado y querer continuar con el bachillerato, tuvo que enfrentarse a un gran reto: salir de su “zona de confort” que era la escuela, donde había otras personas con la misma discapacidad y docentes capacitados para atender sus requerimientos. Ahora tocaba ingresar a un liceo regular con la gran desventaja de que no había quien entendiera y trabajara con el LSV. 

“Cuando salí de mi educación especial me integraron a la educación regular. Sufrí mucha discriminación por parte de compañeros, profesores, e incluso directores de instituciones. Esto se convirtió en unos de los retos más difíciles de afrontar en mi vida, ya que tenía que realizar las exposiciones en la lengua castellana escrita y no en mi lengua de señas venezolana”, señala.

También cuenta que “cuando yo exponía, se burlaban de mí, porque ellos no entendían y yo no sabía por qué se burlaban de mí”.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece en su artículo 81 que “se les reconoce a las personas sordas o mudas el derecho a expresarse y comunicarse a través de la lengua de señas venezolana”.

Allí estuvo su mamá, quien comenta a tono de broma, que le tocó realizar de nuevo el bachillerato. Igual le pasó en la universidad. Se mantuvo al lado de su hija, sirviendo de intérprete, por la sencilla razón de que las instituciones educativas no cuentan con personal capacitado para facilitar la integración entre el mundo de los sordos y los oyentes.  A pesar de lo establecido en el artículo 103 de la CRBV que señala: “La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades especiales o con discapacidad”.

Recientemente, el presidente de la Confederación Sordos de Venezuela (Consorven), Juan Ángel De Gouveia, ofreció declaraciones en la cual detalla la situación de los alumnos con discapacidad auditiva en el país: “El estudiantado se ha visto en la obligación de migrar a escuelas integradas, donde no reciben el mismo nivel de atención y no adquieren el aprendizaje en lengua de señas, quedando en desventaja con los demás estudiantes sin discapacidad”. 

En mayo 2023 se aprobó en primera discusión de la Ley de Atención Integral a las Personas Sordas y Personas con Discapacidad Auditiva, que busca el reconocimiento de la Lengua de Señas Venezolana (LSV) como uno de los idiomas oficiales del país, lo que significa que debe impartirse como materia en todas las escuelas del país. 

«Es necesario que el Estado busque a personas certificadas para que estén dentro de estos centros y así ayudar a las personas que no conocen de la lengua de señas», explicó la directora del Centro Centroccidental de Audición y Lenguaje (Lcoal), Yosmary Ojeda. 

Foto: Lisbeth Alfonzo

Ahora, convertida en profesional, pasa a engrosar las estadísticas que indican que las mujeres con discapacidad tienen menos probabilidades de ingresar al mercado laboral. Y si llegan a ser contratadas, muchas son colocadas en puestos de trabajo no acordes con sus estudios. 

“Las personas con discapacidad, especialmente las mujeres, se enfrentan a enormes barreras que les impiden participar en el mercado laboral y recibir formación,” reveló un estudio  presentado en 2022 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre su situación en el mercado laboral.

De acuerdo con esta agencia de la ONU, en el mundo, siete de cada 10 personas con discapacidad se encuentran inactivas, en comparación con cuatro de cada 10 personas sin discapacidad.

En este universo, las mujeres con discapacidad están en el último escalón de las personas activas laboralmente. 

“En los 60 países en los que el organismo dispone de datos, la tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad no solo era superior a la de las mujeres sin discapacidad, sino también a la de los hombres con y sin discapacidad”, dice el estudio.

Una situación que no es muy diferente en el estado Nueva Esparta. Marimar Vargas, docente y quien trabaja con personas con discapacidad auditiva, señala que en el campo laboral “las mujeres sordas son doblemente discriminadas, una por el hecho de ser mujer y otra, por tener una discapacidad. En la isla de Margarita, el índice de mujeres con discapacidad auditiva sin empleo es alto comparado con el de los hombres. De hecho, tenemos mujeres profesionales, que son licenciadas y que no han logrado conseguir un trabajo acorde con sus estudios por el simple hecho de tener una discapacidad auditiva”. 

Aquí entra otra realidad. La oferta laboral no está acorde con sus capacidades, habilidades y estudios. “En Margarita, a pesar de sus estudios, les ofrecen solo trabajos de limpieza. Por el hecho de ser sordas se omite la educación que tienen. No estoy discriminando a las personas que realizan esos trabajos, solo que se supone que las personas estudiamos y nos volvemos profesionales, precisamente, para optar a un mejor empleo. Sencillamente, a las mujeres sordas no se les ofrece nada más que barrer, coletear y limpiar”, indica Vargas. 

Situación que corrobora el estudio de la OIT: “Las personas con discapacidad, especialmente las mujeres, se enfrentan a enormes barreras de actitud, físicas y de información que les impiden participar en el mercado laboral, y no disfrutan del mismo nivel de acceso a las oportunidades de empleo que las personas sin discapacidad”. 

Una mala praxis

Una mala praxis médica marcó a Leinys para toda su vida. Ella nos comenta que a la edad de tres meses sufrió una infección en su boca y el antibiótico recetado por un médico en la ciudad de Caracas, fue tan fuerte que le provocó pérdida de la audición. 

Su diagnóstico es hipoacusia bilateral profunda o sordera. En la actualidad, ya no hay esperanzas de que pueda llegar a escuchar ni siquiera con algún aparato especializado. 

Esta situación, lejos de arrinconarla, la hace dar un paso al frente y luchar por los derechos de las personas con discapacidad auditiva. 

Hoy en día es la presidenta en la región insular de la Fundación Nacional Bolivariana de Sorda. Como vocera de esta institución afirma que la principal discriminación se produce por la barrera comunicacional. 

Es importante que la comunidad oyente aprenda la lengua de señas. Hay que hacer un esfuerzo por ser bilingües. Esto haría realidad el sueño de tener una sociedad más inclusiva, que no haya la barrera del lenguaje y no se aísle a las personas sordas”, afirma. Al tiempo que sostiene que la motiva la lucha por la igualdad de derechos, “una igualdad más allá de la ley”, indica.

Foto: Lisbeth Alfonzo

A la par de que escasea el personal capacitado en LSV en las instituciones educativas, policiales, de salud y de justicia, muchos han traspasado la frontera a consecuencia de la situación país. «Si ya eran pocos, hoy son menos quienes pueden servir de intérprete, porque han migrado», refuerza su mamá durante la conversación.

La Confederación de Sordos de Venezuela (Consorven) en una investigación publicada en 2023 sobre las barreras a las que se enfrenta la comunidad con discapacidad auditiva en Venezuela, señala que el 52 % de las escuelas evaluadas no cuentan con intérprete en el LSV y 96% de las instituciones de salud carece de este personal.

La barrera comunicacional los obliga a vivir en un mundo paralelo, excluidos y haciéndoles sentir que son seres extraños.

“Nos ven como personas de otro planeta, cuando nos sentimos igual que las demás personas. Que el mundo nos vea como seres humanos, iguales, porque somos iguales, oyentes y sordos somos iguales. Entonces, ¿por qué nos ven diferente? Muchos nos ven como monstruos cuando empezamos a hablar en señas y se alejan”, comenta Leinys.

Una de las herramientas que ha contribuido considerablemente a reducir la brecha de la comunicación es la tecnológica. En su caso, Leinys destaca que tiene amistades en todas partes del mundo con quienes comparte vía WhatsApp. Sin embargo, volviendo al estudio realizado por Consorven, “solo 10% de las personas sordas entrevistadas domina la lectura con un nivel avanzado”. Por lo cual se hace necesario la integración escolar y fácil acceso de las personas con discapacidad auditiva a los centros educativos. 

Las burlas

Empecemos por de-construir la asociación que existe entre persona sorda y muda.  Consorven explica que la palabra “sordomudo” es un término molesto y ofensivo para la comunidad sorda, ya que la sordera no impide por sí misma el desarrollo del habla.

En su día a día, Leinys ha tenido que afrontar el rechazo y sentir cómo de manera despectiva hay personas que se refieren a ella como “la mudita”. “Me ven como cualquier persona oyente, y entonces, cuando ven que tengo que hacer señas, las personas vienen y dicen: `ay, tú eres muda´ y se alejan”. 

Para que una persona con discapacidad llegue a ser independiente debe atravesar muchas luchas, dice la profesora Vargas. “En especial, luchar contra una población que los ve diferente, con lástima. Las personas con discapacidad no son pobrecitos, no hay que tenerles lástima, hay que tenderles la mano, sí. Tenerles respeto, pero no lástima”, reitera.

Violencia basada en género

Las mujeres con discapacidad auditiva no están exentas de sufrir violencia basada en género (VBG) en cualquiera de sus manifestaciones.

En el país, la mujer sorda cuando es víctima de VBG enfrenta otra violación de sus derechos como lo es la indefensión ante los organismos de justicia. “Ella va a poner su denuncia a la prefectura, y la respuesta del prefecto o de quien esté tomando la denuncia es `no te entiendo´ porque no han sido capacitados en el LSV. No entienden la lengua de señas, no entienden a la mujer cuando narra quién le causó daño. Las personas que están frente a las instituciones no entienden a las personas con discapacidad auditiva”, detalla la docente Marimar Vargas.

Esta apreciación la confirma Consorven, cuyo estudio reveló que el 85 % de las instituciones de justicia carecen de intérprete en Lengua de Señas Venezolana. 

Vargas también comentó que se dan situaciones de mujeres sordas que ya comparten vida en pareja con hombres oyentes  y que son víctimas del llamado “audismo”, que en líneas generales es “la opresión, la discriminación o los prejuicios contra las personas con sordera”.

“Hay mujeres con discapacidad auditiva que viven con un hombre oyente que son maltratadas, son vejadas, humilladas y sufren de audismo. Esto es que se reúnen grupos de familia o amigos y como no saben la lengua de señas, ellas son dejadas a un lado. Ellas no saben de qué hablan, no saben de qué se ríen, no saben qué están compartiendo y, bueno, eso las hace sentir mal. Eso es lo que es audismo, como no conocen la lengua de señas y no hacen lo posible por conocerla, lo que hacen es burlarse”, sostiene Vargas. 

Para tener en cuenta

Algunas recomendaciones a las personas oyentes por parte de organizaciones que trabajar por los derechos de las personas con discapacidad auditiva son: 

  • Si utilizan lectura de labios, no cubrirse el rostro o la boca.
  • Modular claramente y pausado.
  • No exagerar en la gesticulación ni gritar.
  • Intentar construir frases cortas y simples.
  • Utilizar la escritura y los gestos de ser necesario.
  • Nunca presuponer que la mujer sorda tiene también algún tipo de discapacidad intelectual.

La mudez y la sordera son dos cosas diferentes, aunque ambos pueden darse en la misma persona, no siempre van de la mano. 

Anímate a ser parte de un mundo más inclusivo, aprende la Lengua de Señas Venezolana. En el estado Nueva Esparta, ofrecen cursos para ser usuario del LSV en la UE Petronila Mata, ubicada en el sector Palo Sano, municipio Arismendi. 

Es importante saber que cada país maneja su propio catálogo de lengua de señas. Es decir, hay la lengua de señas de Brasil, México, EEUU y etc. Si una persona con discapacidad auditiva decide emigrar, tendría que aprender una lengua diferente dependiendo de la nación a la que llegue.

El Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, recomendó al Estado venezolano que se reconozca la Lengua de Señas Venezolana como lengua oficial. Además, incrementar los cursos de formación de intérpretes certificados con la participación efectiva de las organizaciones de personas sordas sobre sus requerimientos específicos.