Tejiendo redes

Constructoras de paz en Venezuela

Mujeres de Ciudad Guayana dicen que no se sienten seguras en las calles

El acoso callejero es una de las formas más extendidas de violencia en contra la mujer y en el municipio Caroní, hay mujeres que lo experimentan a diario y en diferentes ámbitos: en la calle, autobuses, centro de recreación, entre otros.

Eilidibeth Córdova – 18/10/23

Ariana López, 28 años y educadora de profesión, describe el acoso sexual callejero como “el cortejo o avance sexual no consensuado”. Para ella las calles de Ciudad Guayana no son seguras, y la razón detrás de todo esto es porque sufrió -en más de una ocasión- agresión sexista en público. 

López cuenta que hace unos años, mientras caminaba cerca de su universidad en Villa Asia, Puerto Ordaz, un vehículo se estacionó al lado de ella y un hombre, de aproximadamente 40 años, le dijo que la podía llevar. Ella contestó que no y siguió caminando, pero se percató que esta persona la estaba siguiendo e insistía. 

“Me dijo que me montara que él podía llevarme y mientras más le decía que no, más insistía. Yo me tuve que esconder entre unos edificios cercanos porque sentía miedo de que esa persona me tomara a la fuerza”, narra López. 

Para ella, fue un episodio aterrador y expresa que “estaba sola y nunca había experimentado tanto miedo”. 

De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas (ONU), el acoso callejero es una de las formas más extendidas de violencia en contra la mujer. Este tipo de violencia se da en espacios públicos tanto urbanos como rurales. Consiste en hechos o palabras de contenido sexual contra una persona que no quiere participar en dichas acciones, así como lo explica la página oficial del gobierno de Argentina. 

Las palabras, miradas inapropiadas y los roces no consentidos son considerados acoso sexual callejero. Es decir que los “piropos”, también entran dentro del concepto, a pesar de que 40 % de las mujeres en Venezuela no consideran “los piropos” como una forma de agresión sexista como determinó el informe de la Red de Mujeres Constructoras de Paz “Las más jóvenes, las más vulneradas: El impacto de la crisis venezolana en las mujeres entre 18 y 24 años”, publicado este mes de septiembre.

En diferentes ciudades de país, las mujeres se sienten vulnerables en espacios públicos, la organización no gubernamental Resonalia, publicó el documento “Sola en las calles”, en el que analizaron las respuestas de 297 mujeres diversas de tres municipios del país: Libertador, en el Distrito Capital; Maracaibo y Machiques, del estado Zulia. 

La mayoría de las encuestadas aseguró que comenzaron a sentir -por primera vez- violencia en público en la niñez y en la adolescencia. 

“Más que miedo, impotencia” 

Karolina Belizario, de 40 años, se ha sentido violentada en público de diferentes formas, tanto verbal como física. 

Para ella, el acoso sexual callejero “más que miedo, da impotencia”. Describe que las palabras más “asquerosas” que escuchó alguna vez fue “ese bollo mami”, refiriéndose a sus partes íntimas. También agrega que en los autobuses es común sentirse acosada, ya que hay personas que se aprovechan. 

“Mi hija mayor, de 19 años, una vez en un autobús sintió que alguien le tocó el trasero, gritó pidiendo ayuda al chofer y nadie hizo nada”, cuenta. 

Belizario opina que es necesario que en Ciudad Guayana se apliquen normativas en contra del acoso callejero. “Necesitamos una ciudad más segura, necesitamos más educación al respecto”. 

Al igual que Karolina, Estefany Alfaro, de 24 años, ha sufrido diferentes formas de acoso sexual callejero. Afirma que ha sentido miradas lascivas, piropos agresivos, con relación a su cuerpo o acto sexual, agarrones, punteos (presión de genitales contra el cuerpo) y persecución a pie, además de exhibicionismo o masturbación en público. 

“En la mayoría de los casos le respondo al agresor, porque no me gusta quedarme callada, pero cuando creo que estoy en peligro, simplemente corro y trato de pedir ayuda”, agrega. 

Más vulnerables 

“Recuerdo una vez con 15 años, estaba caminando de la escuela de música a un curso de matemática y vi a un hombre parado en una puerta y me dijo «vente mami, entra y chúpame la mazorca», la calle estaba sola y yo aterrada, solo lo ignoré y salí corriendo”, es una de las experiencias que vivió otra mujer residente de Ciudad Guayana, quien prefirió no decir su nombre. 

“Llegué a salvo, pero en esas situaciones de alguna forma te persigue lo que pudo haber pasado (…) y lo peor es que he vivido distintos tipos de agresión sexual en público desde los 12 años hasta ahora que tengo 28”, finaliza. 

ONU Mujeres asevera que “esta realidad reduce la circulación de las mujeres y niñas, además, limita su capacidad de participación y dificulta el disfrute de actividades culturales, recreativas, afectando negativamente a su salud y su bienestar”. 

Por esta razón, crearon la iniciativa “Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros para las Mujeres y las Niñas”, cuya finalidad es que se creen protocolos para prevenir y responder al acoso sexual callejero. 

Un delito 

Dentro del ordenamiento jurídico venezolano existe la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia y entre los tipos de violencia se encuentra el acoso u hostigamiento. 

De acuerdo a la abogada Steffania Isturiz, coordinadora judicial del circuito penal con competencia en materia de delitos contra la mujer en Puerto Ordaz, el acoso callejero está contenido en la ley, a pesar de que no lo diga explícitamente. 

El artículo 54, enfatiza que el acoso u hostigamiento ocurre cuando una persona mediante comportamientos, expresiones verbales o escritas, o mensajes electrónicos ejecuta actos de intimidación, chantaje y esto atenta contra la estabilidad emocional, laboral, económica, familiar o educativa de la mujer. La persona que incurra en este delito será castigado con prisión de ocho a veinte meses. 

Isturiz explica que cualquier mujer tiene el derecho de denunciar un acto de acoso sexual callejero, sin embargo, “Es preciso tener pruebas para materializar la denuncia”. 

Insuficientes 

Pese a que el acoso está en la lista de los tipos de violencia en contra de la mujer, “en el país, las medidas para combatirlas han demostrado ser incompetentes e insuficientes”, como afirma el informe de la Red de Mujeres Constructoras de Paz. 

Es indispensable que el Estado trabaje en políticas públicas para frenar la violencia basada en género y proteger a las víctimas sin dudar de ellas. 

Gladylis Flores, periodista y activista de los derechos humanos para las mujeres y niñas, enfatiza que es indispensable que se cumplan las leyes y que el acoso sexual callejero sea condenado, además de promover más campañas de sensibilización al respecto. 

“Las mujeres dejamos de movernos en los espacios públicos o nos limitamos por temor a sufrir esta violencia que está tan normalizada y que simplemente nos ha tocado aprender a vivir con ella”, manifiesta.