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¿Cuál es la verdadera audiencia de los programas de la televisión del Estado?; por Álex Vásquez S. / Prodavinci

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1. ¿Qué ha pasado entre el cierre de RCTV al rating de VTV? Desde 2007, cuando no se renovó la concesión a Radio Caracas Televisión, el gobierno aceleró la marcha en su camino hacia la instauración de una hegemonía comunicacional que, aunque va configurándose en cuanto al número de televisoras que controla y su presencia en la esfera pública, no se concreta en los números de la audiencia que logran captar esos medios.

De las 18 televisoras con alcance nacional que hay en Venezuela, 11 están en manos del Estado. Eso representa 61% del total, sin incluir a Globovisión, un canal que cambió radicalmente su línea editorial luego de su venta en 2013. Sin ambargo, tener los medios no garantiza que el mensajellegue. Los programas de Venezolana de Televisión, el canal del Estado que más se ve en el país, no alcanzaron el 3% de audiencia en su mejor momento entre enero y abril de 2015, de acuerdo con un estudio de AGB Nielsen Media Research. Ninguno estuvo entre los programas más vistos de 2014, según las mediciones del propio Ministerio de Comunicación e Información.

El programa más visto de las televisoras estatales es Cayendo y Corriendo, transmitido por Venezolana de Televisión y conducido por Miguel Pérez Pirela, pero es un pez grande en un estanque muy pequeño. En su mejor momento, de acuerdo con AGB Nielsen Media Research, el programa alcanzó el 2,53% de audiencia. El otro espacio que se le ha acercado en preferencia esLa Hojilla, símbolo del retorno de Mario Silva, aunque el rating más alto que obtuvo durante el primer trimestre de 2015 fue de 2,18%.

Los programas de las televisoras oficiales sólo superaron la barrera de 2% de audiencia en apenas 9 oportunidades desde enero hasta abril. El promedio de los espacios más vistos durante ese trimestre está muy por debajo: Cayendo y Corriendo alcanzó 0,99% de audiencia; le sigue La Hojilla, con 0,97%; luego Con el Mazo Dando, conducido por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, con 0,69%, y Zurda Konducta, con 0,52%.

2. ¿Por qué la audiencia no los ve? En 2014 en Venezuela, de acuerdo con el estudio del Minci, 49,6% de las personas prefirió ver la televisión por suscripción. De los canales abiertos, Venevisión dominó con 18,8% de la audiencia, seguido por Televén con 13,3% y, ya más distantes, aparecen Venezolana de Televisión con 4,8% y Globovisión con 2,6%. TVeS, el sustituto de RCTV, apenas capitalizó 1,6% del rating.

¿Qué es lo que falla en los programas del Estado para que, en su mejor momento, lleguen apenas a 2,53% de audiencia? Marcelino Bisbal, director de los Postgrados de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello, opina que la mayoría de la sociedad venezolana llegó al cansancio, al hartazgo, ante el nivel de politización que vive el país. Agregó que por eso las personas se distancian de la programación de las televisoras del Estado, que en su mayoría está compuesta por programación con gran carga político-ideológica:

“Quienes aún ven esos programas forman parte del chavismo fundamentalista, patria o muerte, y pase lo que pase los seguirán siendo. Sienten que ahí hay compromiso con el proceso. El resto prefiere irse por contenidos de mayor calidad que entretengan”.

El investigador de la comunicación Carlos Delgado Flores añadió que hay evidentes fallas en la grilla de programación de los canales del Estado que hacen que la gente, simplemente, se aburra y cambie de canal:

“Deben competir con entretenimiento, información y opinión de mayor calidad en canales de televisión abierta y en la televisión por suscripción. Ante un contenido excesivamente propagandístico, que es repetitivo, la gente se fastidia”.

Más allá de las razones, lo cierto es que la baja audiencia de los canales públicos ha sido una constante durante el chavismo. En 11 años, entre 2000 y 2011, el promedio del rating del canal más visto (VTV) fue de apenas 3,9%. Las cifras son de investigaciones de Marcelino Bisbal, quien aseguró que sólo Hugo Chávez, al comienzo de su programa Aló Presidente, en 1999, logró una audiencia –principalmente por la expectativa que generó– que se paseó entre 12% y 15%. Sin embargo, cuando pasó el efecto y comenzó a repetirse, bajó hasta su promedió habitual, que estaba entre 4% y 5%. Sin embargo, un estadístico y experto en opinión pública (que prefirió reservar su nombre) aseguró que un rating de 1 a 2,5 puntos para un programa de opinión no puede considerarse malo, si bien dista de ser ideal:

“Ese rating significa que de cada 100 casas, 2,5 sintonizan el programa en sus televisores. Hablamos de casi 250.000 personas y hay que tener en cuenta que quien recibe el mensaje lo comenta con al menos dos personas más. Se inicia entonces el efecto multiplicador”.

3. ¿Cómo se miden las audiencias? El rating compara la cantidad de televisores que tienen sintonizado el programa con el número total de televidentes considerados en la muestra del estudio (televisores con un dispositivo especial). Pero puede ocurrir que algunos hogares tengan el televisor apagado, por lo que no se determina si el mensaje llega. Por otro lado, el share es la comparación de los televidentes que observan un programa comparado con los televidentes que ven otros. Por eso, el rating suele ser menor al share.

El estadístico explicó que, teniendo en cuenta la cantidad de competencia que tienen estos programas, que incluye espacios de entretenimiento a las mismas horas en la televisión abierta y por suscripción y hasta Internet, una audiencia de 1 a 2,5 puntos es más que aceptable:

“Históricamente los programas de opinión, incluso en Globovisión antes de su venta, tienen una audiencia de ese tipo. La de Globovisión era incluso menor”.

Un programa como ¿Quién quiere ser Millonario?, que se transmite en Televén en un horario preferencial (domingos a las 9:00 pm) suele estar entre los más vistos en Venezuela y tiene un promedio de 5 puntos de rating. Ante esa realidad, los 2,53 puntos que logró Cayendo y corriendoen una oportunidad no son despreciables.

Bisbal indica que, al tratarse de programas de opinión, la audiencia no es la peor. Sin embargo, recuerda que el programa Primer Plano, que transmitía RCTV y conducía Marcel Granier, llegó a tener hasta 8 y 10 puntos de audiencia. “El promedio de la audiencia de Teodoro Petkoff los domingos en Globovisión era de 3 puntos, y su programa lo transmitían en la mañana, un horario nada preferencial”, sostuvo.

4. ¿Cuál es el objetivo de la programación pública? Nícmer Evans, politólogo especializado en Psicología Social, asegura que los programas de televisoras públicas, a pesar de los bajos ratings, logran su objetivo: colocar el mensaje en la agenda pública. Explicó que para eso, además de apoyarse en la propia transmisión, se busca que el mensaje se difunda por otros medios, como periódicos e internet. Sin embargo, aseveró que se han incrementado las fallas en la repercusión de las informaciones, porque ha bajado la calidad de los mensajes:

“Antes, el objetivo de lograr una opinión favorable mayoritaria en apoyo a las políticas del oficialismo se lograba y eso no depende del medio, sino de quién lo haga y cómo. Chávez era un comunicador extraordinario que hacía que el mensaje se entendiera. Hoy los voceros oficiales se han descentralizado, pero su impacto es mucho menor. No se logra la opinión favorable mayoritaria del público”.

Si bien la audiencia no es despreciable, ninguno de los programas de VTV logra colocarse dentro de los favoritos en Venezuela. En la lista de los 20 programas más vistos de 2014 (ABG Nielsen Media Research) no aparece ninguno. Aunque tampoco aparece ningún programa de opinión de ningún otro canal. El preferido fue la presentación de candidatas al Miss Venezuela, con 5,3 puntos de rating.

A pesar de la baja preferencia por los medios públicos, el gobierno cada año aumenta considerablemente los recursos para que funcionen exactamente como lo han hecho desde que el chavismo controla el poder: como su brazo propagandístico.

5. ¿Cuánto dinero cuesta todo esto? Si se analiza el presupuesto del Minci para este año, se observa que el gobierno gastará en sus medios casi la misma cantidad de dinero que destinará por situado constitucional a resolver los problemas de todo el municipio Libertador, que es el que más dinero recibe en todo el país. Para los medios habrá 1,1 millardos de bolívares mientras que el presupuesto para el alcalde Jorge Rodríguez es 1,3 millardos de bolívares. Es decir: se llevarán 47,3% del total de los recursos que tendrá el Minci, una cifra que asciende a 2,4 millardos de bolívares, sin contar los créditos adicionales.

El favorito en la lista, como ocurre cada año, será justamente VTV con 323 millones de bolívares. Para TVeS habrá 56 millones; Ávila TV tendrá 57 millones; Correo del Orinoco 40 millones; Telesur Venezuela 40 millones; TV Sur 169 millones; AVN 98 millones; y la Corporación Venezolana de Telecomunicaciones 220 millones de bolívares.

Si hay tanto dinero disponible, ¿por qué el rating no mejora con los años? Oscar Lucién, doctor en Ciencias de la Comunicación y la Información, considera que el verdadero interés del gobierno no es ganar audiencia ni competir con otros medios, sino simplemente ocupar la mayor cantidad de espacios que pueda y, en definitiva, que no haya otros mensajes importantes en su contra:

“La hegemonía comunicacional está planteada en el control social sobre los medios, en establecer un cerco rojo. No importa la calidad de la programación de los medios públicos. Además, se acosan y se compran medios incómodos, que luego cambian su línea editorial. La función central de los medios que controla el gobierno es el impedimento de la circulación de otro mensaje. Aunque los vea poca gente, es un logro si no pueden ver a nadie más”.

Bisbal afirmó que la hegemonía comunicacional busca extenderse como presencia en todos los espacios de la vida pública, en la censura de los medios privados y en el control de los medios del tercer sector, llamados comunitarios. “El gobierno quizá se preocupa por la poca audiencia, pero en el fondo no le importa tanto, porque sabe que está ahí, presente en cada espacio que puede ocupar”, indicó. En eso coincide Delgado Flores, quien aclaró que “Si se tratara de la televisión privada, cualquiera de esos programas que en tres meses no llega ni a un punto de audiencia estuviera fuera del aire”.

Pero hay mensajes que sí es necesario que lleguen. Ante la baja audiencia de los programas de televisoras públicas, si el gobierno necesita transmitir una información, recurre a las cadenas nacionales de radio y televisión.

6. ¿Las redes sociales funcionan mejor que las cadenas? Sólo durante los primeros cuatro meses de 2015, el Ejecutivo se encadenó en 53 ocasiones, durante 43 horas y 43 minutos, de acuerdo con el estudio de AGB Nielsen Media Research. Es una estrategia que utiliza el presidente Nicolás Maduro desde que asumió el poder el 19 de abril de 2013. Una investigación del diario El Nacional reveló que, desde que juró como presidente hasta finales de 2014, Maduro estuvo en cadenas durante 256 horas y 24 minutos.

Pero Bisbal no considera que las cadenas sean tan efectivas, especialmente si se toma en cuenta que Maduro no tiene las habilidades comunicativas que ostentaba Hugo Chávez: “No funcionan tanto. El porcentaje de audiencia de las cadenas de Chávez fue de 5% en sus mejores momentos. La audiencia de las cadenas con Maduro al frente podría estar en 2,5%”.

Otra opción en la que se apoya el oficialismo, y que aparentemente le funciona, es retransmitir su mensaje en las redes sociales. Oscar Lucién afirma que normalmente utilizan etiquetas que marcan la línea editorial para llevar el mensaje a Twitter: “Se usa el escándalo, el sensacionalismo, la idea del tubazo. El propio presidente, desde su Twitter, promociona el programa de Diosdado Cabello. Se busca crear expectativas con el fin de aumentar el interés”.

Mientras, en un año electoral en el cual el apoyo al chavismo está entre 25% y 30%, de acuerdo con la encuestadora Delphos, y los venezolanos deben lidiar con la inflación más alta del mundo y una severa escasez de alimentos, los medios pueden lucir como un salvavidas. Aparentemente, el gobierno debe ajustar su estrategia para superar ese 2,5% de rating que VTV, en todo lo que va de 2015, no ha logrado sobrepasar. Sin embargo, en El mito del votante racional, Bryan Caplan afirma que para influenciar a la opinión pública sólo hay que persuadir a 1% de la población, porque ésa es la que está mejor informada y puede influir en el 99% restante, cuya preferencia política es afectada por lo que piensan los líderes de opinión pública. Si es así, el oficialismo parece ir en la dirección correcta.

Fuente: Prodavinci

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