Mujer y periodista, doble riesgo

La historia de Karla

Alto y Claro 

Mujer y periodista, doble de riesgo

La historia de Karla Ávila

22 de septiembre de 2022

En Cadena

De víctima a defensora de derechos humanos

Aunque “la chispa” de la solidaridad se encendió en ella cuando era una niña, Karla Ávila reafirmó su identidad como periodista-defensora de derechos humanos luego de sufrir en carne propia el acoso sexual. Hoy está apertrechada para ejercer el periodismo con perspectiva de género.

2015

Mayo

Karla conoce a los directivos de la ONG Orgullo Guayana, que promueve y defiende los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en la región. Con ellos descubre el mundo de los derechos humanos.

Septiembre

La periodista es agredida sexualmente por el director del medio de comunicación para el cual trabajaba. El hombre intentó besarla en la boca sin su consentimiento, lo cual causó en ella un profundo impacto emocional. Varios días después, Karla enfrentó al agresor, le reclamó el ataque y le exigió respeto. Pero el hombre la siguió hostigando y entorpeciendo su trabajo.

Diciembre

Karla se vio obligada a renunciar por el hostigamiento permanente del hombre que la agredió sexualmente.

2016

Agosto

Karla pensó que podía sola, pero tiempo después requirió terapia psicológica. Se sentía muy sola. La terapista le explicó que no era soledad sino desolación.

Octubre

La periodista documenta periodísticamente el testimonio de una mujer víctima de trata de personas en el estado Bolívar. La historia la estremece y reafirma su voluntad de defender los derechos de las mujeres.

2017

Octubre

Fallece Lucelia Fernández, la abuela de Karla. En su honor, la periodista crea la Fundación Lucelia, a la cual denomina “academia de solidaridad”. Desde esta fundación Karla se involucra más con el activismo en favor de los derechos humanos.

2018

Febrero

La Fundación Lucelia se integra a la Red Naranja, una coalición de organizaciones de la sociedad civil hermanadas por la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas a una vida libre de violencia.

2019

Marzo

Karla da cobertura y hace un seguimiento profundo del feminicidio de la adolescente Ángela Aguirre. Construye una fuerte relación con los familiares de la joven y verifica que el acompañamiento es una labor que calza perfectamente en el ejercicio del periodismo.

2020

La comunicadora social se suma a la Red de Periodistas Venezolanas. Desde allí ejercita la sororidad por la vía de un periodismo feminista.

2024

Karla se consolida como una referencia regional y nacional del periodismo con perspectiva de género. Prosigue su labor en materia de educación en derechos humanos, a través de conferencias y talleres en espacios académicos y comunitarios.

Modus Operandi: Acoso sexual
El acoso sexual en el mundo del trabajo es una gravísima forma de violencia basada en género que afecta a las mujeres periodistas por la particularidad de una profesión que implica un ejercicio permanente de contraloría de asuntos de interés social, incluyendo las gestiones de gobierno.

En sociedades como la venezolana, donde están arraigados el patriarcado y los machismos, la labor de las mujeres periodistas puede implicar riesgos específicos y desafíos adicionales para que ellas puedan ejercer su trabajo en condiciones suficientemente seguras.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha establecido que el acoso sexual “puede abarcar una serie de comportamientos y prácticas de naturaleza sexual, como comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, ‘bromas’, la exhibición de fotografías o carteles que objetivan a las mujeres, el contacto físico o la agresión sexual. El acoso sexual puede ser perpetrado por diferentes personas, inclusive por colegas, supervisores, subordinados y terceros”.

Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas ha advertido que “las mujeres periodistas de manera desproporcionada y habitual se enfrentan a la violencia por razón de género en el lugar de trabajo y sobre el terreno”.

Y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha establecido que “la desprotección de las mujeres periodistas frente a este tipo de violencia y las deficiencias en la investigación de estos crímenes impiden que se atienda adecuadamente la particularidad de la situación de las mujeres periodistas y se garantice efectivamente el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión”. 

La naturalización del acoso sexual y, en general, las violencias basadas en género contra las mujeres periodistas es uno de los principales obstáculos para su combate y erradicación. Al respecto, la CIDH agrega que “las amenazas o riesgos que enfrentan las mujeres periodistas tienden a ser invisibilizados y no son reconocidos como restricciones indebidas a la libertad de expresión por la mayoría de los colegas, medios de comunicación y autoridades estatales”.

El abordaje interseccional de las violencias basadas en género permite comprender que hay impactos diferenciados de las violencias basadas en género, según las identidades

específicas de las mujeres periodistas. Las variables edad, identidad y expresión de género, origen étnico, entre otras, determinan necesidades diferentes que ameritan atención diferenciada.

En Venezuela las mujeres periodistas son víctimas de ataque en razón de su género por parte de actores estatales y no estatales.

En el informe “Acoso sexual contra periodistas en Venezuela”, elaborado por la Red de Periodistas Venezolanas y Medianálisis y publicado en 2021, se revela que 58% de 111 profesionales de la comunicación entrevistadas señalaron a sus superiores y compañeros de trabajo como los agresores “…y confirma que es un comportamiento de hombres que pueden guardar cercanía cotidiana con las mujeres a las que acosan y que consideran su conducta como algo normal y hasta viril”.

La alta recurrencia del acoso sexual en el ámbito laboral es de la mayor importancia, pues sugiere que los agresores también son trabajadores de la prensa. Ante ello no caben solidaridades gremiales y parece prioritario el establecimiento de medidas a lo interno de los medios de comunicación para que las mujeres periodistas estén libres de violencias.

El mismo estudio indica que 15% de los agresores corresponde a funcionarios públicos, entre ellos agentes de los cuerpos de seguridad del Estado.

El déficit de información de acceso público, actualizada y desagregada sobre las violencias basadas en género en Venezuela, dificulta determinar con mayor precisión la dimensión de las agresiones contra las mujeres periodistas y, en específico, el acoso sexual. Ello impide la formulación de políticas integrales con énfasis en la prevención.

Misma Pauta

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