Tejiendo redes

Constructoras de paz en Venezuela

Violencia escolar entre niñas: un problema que crece en Maracay

Amenazas de muerte, sin contar denuncias por porte ilícito de arma blanca en bolsos de niñas, uso de pesticidas para envenenamiento, de hojillas y tijeras y manejo indiscriminado de las redes sociales en perjuicio de otra compañera, son algunos de los casos documentados por el cuadrante de paz

María Eugenia Hermoso – 27/03/24

Foto: Aram Gomez

En el mes de noviembre del 2023, *Micaela de 11 años de edad descubrió que la persona que consideraba como su mejor amiga deseaba con toda su alma verla muerta

Son palabras fuertes para una niña, pero ella misma las escuchó en un audio que *Lorena, también de 11 años, compartió por Whatsapp a uno de los compañeros del salón. 

Cuando los padres de Micaela escucharon la grabación, fueron  alarmados al colegio pero en vez de encontrar una solución, comenzaron a transitar un tortuoso camino de reuniones conciliatorias y charlas académicas sobre el acoso escolar

Entre tanto, su hija asustada insistía en faltar al colegio, pues no hubo una medida inmediata de protección y su agresora siempre iba a clases y, contínuamente, la amedrentaba. 

“La directiva del colegio lo ha minimizado, y como ven clases dos veces a la semana, piensan que eso se les va a pasar a las niñas; pero creo que hay un daño emocional muy grande en las dos nenas”, comentó *Élida, madre de Micaela.

Este caso es uno de los tantos que registra el Cuadrante de Justicia y Paz (dependencia académica), ente que, desde el inicio del periodo escolar en septiembre del 2023 al mes de febrero del 2024, ha documentado 42 denuncias por violencia física, 72 por violencia verbal y 24 por amenazas, seguido por 25 casos de acoso, todos en edades entre los 6 y 14 años,  los cuales son manejados directamente por el Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Cmdnna).

Estos reportes muestran un inusual incremento de actitudes violentas entre niñas en liceos y colegios de Maracay, situación que activó alarmas y llamó a la reflexión de los representantes y de los organismos encargados en la protección de niñas, niños y adolescentes (NNA). 

Dada la situación,Yelitza Narváez, psicólogo escolar, insistió en la necesidad de involucrarnos, tanto los padres como la  escuela, a fin de disminuir los casos de violencia, acoso y bullying escolar que presentan, en lo que va de 2024, cifras muy altas en la capital de Aragua.

Dice la Unicef que la violencia entre pares puede ser eventual o reiterada. En este último caso, también se le llama acoso, chalequeo o bullying y tiene como agravante que quien la padece se encuentra en desventaja y no sabe cómo manejar la situación.

La violencia entre pares, cuando es reiterada, es usualmente expresión de discriminación por razones de edad, fuerza física, apariencia, orientación o identidad sexual, discapacidad, condición socioeconómica, origen étnico, entre otras.

De acuerdo a las denuncias recibidas por el cuadrante, Narváez dijo que los números son alarmantes. Incluso resaltó que el proceso de readaptación en el año 2021, tiempo post pandemia, no fue tan agresivo como lo ha sido este año 2024. 

“En la mayoría, la expresión muestra un intenso e injustificado odio a su compañero, el uso de palabras maldicientes y la premisa que al menor descuido le quitará la vida a su víctima”.

Esta furia la vivió *Paola, de 8 años, a quien su compañera del 4 to. grado, *Sophia, le amenazó con tirarla por las escaleras si seguía “coqueteando” con su novio. “Mi mejor amiga me quería matar y yo no lo sabía”, comentó la niña en una de las entrevistas de seguimiento.

Aquí, el estatus o nivel social en estas denuncias es irrelevante, señaló la investigadora, ya que en el informe entran tanto instituciones públicas como privadas de distintas comunidades.

Lo más grave de estas historias son las edades, pues el acoso escolar era característico en la etapa de la adolescencia, ahora las denuncias se manejan desde la niñez. 

“Pongo como ejemplo otro caso, el de una niña de tan solo 6 años que logró influenciar al resto de la clase para que no le hablaran a otra compañera de 7 años. “Son situaciones graves que revelan el comportamiento agresivo y poco afectivo dentro del hogar. Mientras que el agredido desarrolla un carácter sumiso, temeroso y que de no ser atendido a temprana edad genera trastornos psicoafectivos”, destacó la profesional.

Este tipo de violencia lesiona la integridad personal, el honor y reputación, el libre desarrollo de la personalidad de los niños, niñas y adolescentes que la sufren.

Niñas en el tope de las agresiones

Otro de los fenómenos registrados en torno a la violencia escolar en Maracay en este lapso académico, es el grado de agresividad que demuestran las niñas a sus compañeras. 

La edad más conflictiva es de 7 a 14 años y el grado de violencia varía según la situación, siendo la frase común “juro que te mataré”.

Muchas veces, estos casos terminan con la firma de un acta en donde las autoridades educativas son árbitros y las partes, acompañadas de sus padres, se comprometen a no lastimarse más.

¿Pero qué pasa al salir de las aulas? ¿Qué pasa en las redes?  El bombardeo puede continuar y expandirse, sostuvo la especialista, pues entre las niñas y adolescentes se ha hecho común escuchar frases hirientes y amenazas que se normalizan.

La socióloga Mary Boyer, presidenta del Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Cmdnna), y también directora encargada del Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derecho del Niño y Adolescente del estado Aragua (Idenna), destacó la importancia de garantizar los derechos de los infantes y adolescentes, pero también señaló que hay que decirles que incurrir en faltas que pongan en peligro a una persona tiene responsabilidades legales, aunque esa acción no esté tipificada como delito.

«Todo niño tiene derecho a ser protegidos contra cualquier forma de abuso y explotación sexual”, artículo 33 de la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y el Adolescente (Lopna).

 “El acoso escolar hay que describirlo, es reiterativo y trae una afectación psico-físico-social”, aseveró la investigadora, quien además señaló que este es un asunto de derechos humanos que debe ser abordado por la familia, la escuela y la sociedad.

Informó que, próximamente, se espera consultar el anteproyecto de la Ley de Convivencia Pacífica Escolar Adolescentes, que direcciona las medidas administrativas y penales, que se deben realizar en abordajes de planteles educativos ante cualquier tipo de violencia.

“Es importante señalar que los jóvenes menores 13 años son amparados por el consejo de protección de cada municipio, y a los infractores se les incorpora a un programa para mejorar su conducta; mientras que los mayores de 14 años tienen responsabilidad penal,” destacó Boyer. 

Las violencias son distintas

Las historias de Micaela y Paola son solo dos de los casos manejados por el Cuadrante de Justicia y Paz (dependencia académica) en Maracay. 

Esto, sin contar denuncias por porte ilícito de arma blanca en bolsos de niñas, uso de pesticidas para envenenamiento, de hojillas y tijeras y, además, uso indiscriminado de las redes sociales en perjuicio de otra compañera. 

Ahora bien, hay un camino largo por recorrer y para reconstruir la convivencia. La Unicef en 2014, con el aval de los organismos rectores del Estado, sacó una guía explicativa para entender, prevenir y reducir la violencia entre pares en las instituciones educativas.

Ese material explica que la violencia en la institución educativa reduce el rendimiento de los y las estudiantes, así como el del personal docente. 

También incide en el abandono escolar, incrementa las posibilidades de perpetuar la pobreza, el analfabetismo, la asimetría de poder e, incluso, la mortalidad temprana.

Indica que en la mayoría de las instituciones educativas no existen procedimientos para prevenir la violencia entre pares y que cuando se presentan casos, los

maestros, maestras, estudiantes o responsables “actúan según su parecer, estado de ánimo y sentido común, casi siempre desde el paradigma autoritario”.

Ante ello, Abel Saraiba, psicólogo y coordinador adjunto de los Centros Comunitarios de Aprendizaje; Cecodap, recordó que el acoso escolar es un fenómeno viejo en las escuelas del país; sin embargo, destacó que los docentes en Venezuela hacen un gran esfuerzo para aproximarse a la realidad y atender cada caso con las pocas herramientas que tienen ya que, en los pensum de estudio de carreras de educación no está incorporado el manejo de situaciones violentas en colegios”.

Consideró esencial evaluar cómo la violencia se manifiesta en la escuela y afecta a los miembros de una comunidad educativa. “Y desde ese punto, comenzar a formar. La prevención, en casos de acoso, requiere constancia en los centros educativos”.

Para finalizar recomendó a padres y docentes informarse sobre el tema, además de generar confianza en los niños, niñas y adolescentes para que puedan reportar las situaciones que les suceden.

Sobre el tema, evidentemente, hay que seguir hablando y documentando. Fernando Pereira, educador y fundador de Cecodap, a propósito del Día Mundial de la Cero Discriminación, el pasado 1 de marzo, escribió en un artículo de opinión publicado en Efecto Cocuyo que “vivimos en una sociedad en la que la diversidad se concibe como una desventaja  o amenaza hacia aquellos que  no cumplen  con lo que consideramos ‘normal o ideal’ desde el punto de vista físico, moral, intelectual, psicológico y social”.

Destacó que hay una aceptación social de que “echar broma”, burlarse del otro, “chalequear”, forma  parte de nuestra forma de relacionarnos y de nuestra cultura. También dijo que se asume que el humor, divirtiéndose a costa de los demás, “es sano”.

Por tanto, recomendó actuar cuanto antes, para que los muchachos no sigan sometidos a una situación tan dolorosa e indignante; escucharlos sin juzgar; comunicar al centro lo que está sucediendo y solicitar apoyo profesional.

A la par, desde la Red de Mujeres Constructoras de Paz, dejamos algunos tips del Protocolo de Atención de Violencia entre Pares, editado por Unicef en 2014, que pueden ayudar a identificar algunos signos que advierten cuándo un  niño, niña o adolescente, pudiera estar siendo agredido o agredida por sus iguales en el colegio:

  • Cambio de hábitos: se aísla, se niega a ir en el transporte escolar, se queda en el salón durante el recreo, busca la compañía de una persona adulta para ir a lugares a los que antes iba solo o sola.
  • Es ignorado o ignorada por sus pares al momento de formar equipos.
  • Cambios de ánimo: está irritable, muestra introversión, angustia, depresión, empieza a tartamudear, pierde confianza en sí mismo o en sí misma.
  • Cambios en la dinámica alimenticia: pierde o sube mucho de peso repentinamente, pierde el apetito, come compulsivamente, manifiesta que ha perdido o le han quitado la merienda o el dinero.
  • Su ropa o pertenencias aparecen destrozadas sin explicación.
  • Tiene moretones, heridas o cortes inexplicables.
  • Empieza a amenazar o a agredir a otros niños o niñas menores que ellos o ellas.
  • Rehúsa decir por qué se siente mal e insiste que no le pasa nada. Da excusas extrañas para justificar todo lo anterior.
  • Frecuentemente dice que se siente mal. Quiere irse de la escuela o falta con mayor frecuencia.
  • Comienza a descuidar sus deberes escolares.
  • Pierde repentinamente interés por actividades que le solían gustar.

*Tanto los nombres de las niñas, como el de una de las mamás, fueron cambiados por protección.