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Informe Anual 2003 – Situación del derecho a la libertad de expresión e información

La libertad de expresión es un derecho consustancial con la democracia, esa es una idea central instalada en el imaginario político de las sociedades contemporáneas. La relación existente entre este derecho y la política democrática parte del reconocimiento de la posibilidad de la realización de la dignidad humana para todas la personas y por tanto reconoce la dimensión social que está implícita en la comunicación de ideas, hechos y sentimientos. Es decir, comunicar es al mismo tiempo un derecho de los individuos a buscar y expresar lo que consideren relevante y de todos a recibir o escuchar lo que esos individuos quieren decir. Al decir y escuchar asumimos la diversidad de la humanidad y al mismo tiempo reafirmamos nuestra propia identidad.

En escenarios de conflictividad y tensión social, muchas veces se pretende ahogar las ideas y expresiones de los otros. Estas amenazas a la libertad de expresión y derecho a la información son alarmas para cualquier sociedad y por tanto requiere activar los mecanismos del Estado para garantizar que todas las personas, incluso los extremos del abanico de la opinión pública, puedan decir y que los ciudadanos puedan replicar para asentir o disentir. Así en el libre juego de las ideas y mensajes florece la diversidad y por tanto se abre brecha para que todos puedan convivir en una sociedad.

La realidad venezolana coloca en un lugar central a los medios de comunicación y a sus hacedores: los periodistas. Sometidos a la tarea de dar cuenta de una crisis relevante en su historia, son afectados por las presiones de los diversos actores en pugna que sólo quieren asentir a las voces que coinciden con su propia percepción y persiguen, en algunos casos violentamente, a quienes narran los hechos con una perspectiva diferente.

Así lo diverso se pretende ahogar en la unanimidad de la propia subjetividad. Esta centralidad de los periodistas los convierte en víctimas y ello se traduce en violencia verbal y física; afectando así la posibilidad de un clima para el debate de lo distinto y por tanto la posibilidad de optar razonablemente por lo mas conveniente en los asuntos públicos e incluso en el desarrollo de una visión cosmopolita que prevenga a la sociedad de la intolerancia. El desarrollo de una comunicación que asuma el compromiso ético de mediar entre los hechos y los ciudadanos requiere de modo insoslayable garantías suficientes para los profesionales de la comunicación, de cualquier credo o visión de la realidad. Las agresiones y ataques no contribuyen en la calidad de la comunicación que reciben los ciudadanos, al contrario las afecta negativamente.

Nuevamente y por segundo año consecutivo queremos contribuir con el debate venezolano sobre este tema contribuyendo con este trabajo independiente que documenta y cuantifica, de acuerdo a categorías previamente definidas, los hechos y de este modo ofrece a los protagonistas y responsables un conjunto de datos confiables que puede contribuir a precisar las responsabilidades y las exigencias ciudadanas a las autoridades. El seguimiento de los hechos y su agrupación en categorías de análisis permite la comparación anual; evaluar avances y retrocesos; y observar tendencias en los eventos relacionados con el ejercicio de este derecho.

Adicionalmente esta publicación incorpora una detallada cronología de los hechos relacionados con este tema a lo largo del año 2003, lo que permite seguir el desarrollo de los principales incidentes y su impacto en la sociedad venezolana.

La Fundación KonradAdenauer de este modo reafirma el interés por los temas vinculados a la comunicación social y que constituye un aspecto relevante en su política de cooperación internacional. Esta publicación se suma al esfuerzo de formación que realizamos en beneficio de jóvenes periodistas y que llevamos adelante en varias ciudades venezolanas. Tarea que realizamos con un espíritu amplio que incorpora en este debate a todas las tendencias e ideas políticas de Venezuela.

Esta investigación está realizada por organizaciones que dan seguimiento continuado a los hechos relacionados con este tema en Venezuela: Espacio Público y el Instituto Prensa y Sociedad. Agradezco a Carlos Correa y Andrés Cañizález, su interés y dedicación en la realización de esta investigación que esperamos contribuya a visualizar los problemas del ejercicio del periodismo venezolano y a encontrar las mejores soluciones.

Michael Lingenthal

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