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Los periodistas ciudadanos llenan el vacío informativo en Venezuela. Artículo de Luis Carlos Díaz

El 12 de febrero , murieron tres personas en las violentas protestas en Caracas. Algunos testigos enviaron vídeos y fotografías al diario Últimas Noticias, que posteriormente fueron publicadas en Internet. Estás informaciones muestran cómo las fuerzas de seguridad, uniformados y personas vestidas de civil, abrieron fuego contra los manifestantes; una realidad distinta a la presentada por los medios de comunicación oficiales y los voceros oficiales, que hablaron de “francotiradores”. Al igual que en Ucrania y otros países en conflicto , los medios sociales y el periodismo ciudadano está jugando un papel crucial a la hora de mostrar la verdad de lo que sucede .

Las protestas en Venezuela comenzaron el 4 de febrero, después de que las demandas de los estudiantes fueran reprimidas con mano dura . Los estudiantes de la Universidad de Táchira solicitaban mayor seguridad en el campus después del intento de violación a una estudiante. Varios jóvenes fueron detenidos durante las primeras manifestaciones y los disturbios se extendieron a las principales ciudades del país, lo que dió lugar a una mayor represión por parte de las autoridades. Uno de los grupos de opositores al Gobierno más radicales, se sumaron a esta ola de descontento generalizado y pidieron la renuncia del presidente Maduro en una movimiento llamado #LaSalida. El político opositor Leopoldo López fue detenido el 18 de febrero, acusado de radicalizar e incendiar estas protestas y de instigar a la violencia .
Hasta el 14 de marzo, el conflicto ha causado la muerte a 28 personas, se estiman en 2,382 los heridos y más de 1.300 manifestantes y activistas han sido detenidos. Desde el comienzo, ha habido una marcada ausencia de cobertura en vivo por parte de los medios de comunicación radioeléctricos y muchos venezolanos se encuentran mal informados sobre lo que ha estado ocurriendo en su propio país.
Lo cierto es que, muchos de ellos con acceso a internet y los medios ciudadanos han sido los que han llenado este vacío informativo. Venezuela , cuenta con una población de 29 millones de personas, de los que más de 12 millones son usuarios de Internet: 10,5 millones de ellos tienen una cuenta de Facebook , y entre 3 y 4 millones están activos en Twitter . Este ha sido el principal canal de comunicación y los usuarios han sido capaces de responder rápidamente a los acontecimientos que cambiaban de manera vertiginosa. Marianne Díaz, periodista en Global Voices Advocacy y abogada, animaba a los usuarios de Twitter a denunciar los casos de censura digital en la plataforma Herdict , que recoge información sobre censura en tiempo real. Twitter ha sido una valiosa fuente de vídeos, fotografías, opinión, humor, así como de grandes cantidades de datos en los que hay que poner orden.
Durante los primeros días de las protestas, la agencia de telecomunicaciones oficial Conatel , advirtió a los canales de radio y televisión que se abstuvieran de dar cobertura a las protestas para evitar que estas se propagaran y ser acusados de incentivar la alteración del orden público. Los medios de comunicación audiovisuales, los medios de propiedad estatal, controlados por el partido de gobierno, ofrecían información sesgada de los acontecimientos y los medios privados practican en gran medida la auto-censura. La cadena de televisión por cable y satelital colombiana, NTN24, fue suspendida de la parrilla de programación en Venezuela el 12 de febrero, al día siguiente de su cobertura de los acontecimientos. Poco después se amenazó a CNN con la expulsión del país, y a una de sus periodistas se le retiró la credencial de trabajo. Las voces de la oposición han sido ignoradas, incluso en programas en los que se suponía se pretendía ofrecer opinión y debate. En las noticias oficiales, las protestas, las figuras de la oposición y los manifestantes se muestran únicamente de manera negativa, presentándolos como violentos, terroristas, fascistas o “la ultra derecha”. El 21 de febrero se informó que el Internet en el estado Táchira había sido bloqueado, justo el día que se intervino militarmente. También se informó de cortes del suministro eléctrico.

La prensa escrita sigue sufriendo la escasez de papel, lo que en el fondo viene a ser un cierre operacional para algunos periódicos en todo el país y una reducción drástica en el número de páginas impresas en las principales cabeceras. En cualquier caso, el ciclo de publicación de un diario es insuficiente y no puede proporcionar una cobertura adecuada de lo que está sucediendo en todas las ciudades, minuto a minuto.

LOS INFOCIUDADANOS REPORTAN LAS NOTICIAS 

Las redes sociales permiten a los ciudadanos gestar de manera colectiva información de primera mano. A menudo los datos en bruto se evalúan por su relevancia, la importancia y el interés periodístico.

En otras palabras: la diferencia entre periodistas y ciudadanos es su método de verificación. La diferencia en redes es que ese proceso ocurre en directo y a la vista de todos, con un gran número de personas que se realimentan en el ejercicio de recopilación y distribución de información.

También aumenta el número de errores y datos falsos disponibles en el ámbito público. Sin embargo, las comunidades aprenden rápidamente: porque la inteligencia colectiva se acumula de manera veloz, los “info-ciudadanos” y los periodistas pueden construir un nuevo modelo de colaboración para un uso proactivo durante las crisis. Algunas personas contribuyen con datos, otros proporcionan perspectivas personales sobre acontecimientos específicos, otros verifican y otros validan.

Los informes enviados por los ciudadanos a Últimas Noticias son el ejemplo más dramático de esto, pero hay muchos otros.

Las personas también están recurriendo a Facebook para organizarse y compartir información, sobre todo en grupos de conversación rápida a través de sus chats.

La aplicación Zello “walkie -talkie” permite enviar mensajes de audio, por lo que también ha sido bloqueado por el Gobierno venezolano en repetidas oportunidades aduciendo que se usa para coordinar actos vandálicos. Otras aplicaciones, incluyendo Whatsapp, Telegram y BlackBerry Messenger, llegan a un público aún más amplio que no necesariamente están activos en la red.

Pero sigue siendo un desafío encontrar una manera de compartir los mensajes y que no sean monitoreados por terceros.

Durante esta crisis, el periodismo ciudadano ha sido capaz de lograr dos cosas poderosas. En primer lugar, se ha establecido un sistema alternativo de información fiable para cada vez más ciudadanos.

La construcción de redes de confianza se vuelve más fuerte día a día., aunque constantemente se acusen errores. En segundo lugar, todos los elementos de información que se publican en las redes sociales se basan en la reputación pública de la persona que hace llegar esa información. De esta manera, los que están distorsionando la verdad, manipulan la información, difunden mentiras o promocionan y se identifican con la violencia, son suprimidos de esa red de confianza.

Al mismo tiempo, los que están suministrando información auténtica y de utilidad están siendo reconocidos y sus voces se escuchan por un público cada vez más amplio. Así que a pesar del “tumulto” de comentarios, informes y testimonios que tratan de llenar el vacío de información, surgen círculos y redes confiables dentro de esta confusión.

AMENAZAS, PELIGROS Y LIMITACIONES 

Por supuesto que existen intentos regulares de censurar las redes sociales. El 15 de febrero, se informó que los usuarios de Twitter no pudieron acceder a fotos de esta red social. El bloqueo de imágenes no pasó de un día, aunque la empresa estatal Cantv lo haya negado. El Presidente anunció el 22 de febrero que su Gobierno estaba interceptando mensajes Zello para reunir información sobre las protestas. Antes del anuncio, se reportó que unos 15,000 mensajes locales se descargaban en un solo día. Al poco tiempo la aplicación fue bloqueada.

El problema con la cobertura ciudadana durante tiempos de crisis es que las comunidades están extremadamente fragmentadas. Frecuentemente, es más difícil desmentir los errores y corregir la información falsa una vez que se ha diseminado. Cada persona que comparte una opinión o noticia tiene un prejuicio político o ideológico. Y la manera en la que la persona absorbe la información varía dependiendo de esos prejuicios. Las noticias seguido son distorsionadas o malinterpretadas, y sin embargo llegan a las redes sociales y a los sitios en la web sin ser verificadas porque son creíbles y realistas.

Y, como en cualquier otro lugar, aquellos con las opiniones más extremas frecuentemente se benefician de la atención mediática, y sus puntos de vista seguido son sobre-representados, ya sea por los medios nuevos o tradicionales. Saben hacer más ruido, tienen argumentos fuertes y en ocasiones están muy bien organizados, lo cual asegura que sus opiniones sean ampliamente difundidas. Estos factores tienen un claro impacto en la calidad de las comunicaciones ciudadanas.

El ambiente mediático refleja los puntos de vista de adivinos y aquellos que buscan avivar las llamas de la violencia — ya sea estando cerca del conflicto o no — tanto como proporciona oxígeno a aquellos que quieren conocer hechos y cobertura veraz. Al evaluar la situación en Venezuela, o en cualquier otro lado, es importante entender los límites de las redes sociales y el periodismo ciudadano, al igual que los de sus promesas.

TalCual, 15 de marzo de 2014, págs 10 y 11

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