sábado , abril 27 2024

Alerta IPYSve | El periodismo en Táchira se ejerce sin servicios públicos ni gasolina

  • Periodistas tachirenses prestan bicicletas para salir a trabajar y escriben en la madrugada cuando llega la electricidad o se restablece el servicio de internet. Atraviesan uno de los peores momentos de su historia laboral con racionamientos eléctricos, ya institucionalizados, de 12 horas diarias

Judith Valderrama y Lorena Arráiz, corresponsales de IPYS Venezuela, Táchira

Desde que comenzó la cuarentena no hay forma de surtirse de combustible, así que los periodistas deben trabajar vía telefónica o con material que llega por correo. Otros se trasladan caminando cuando la pauta no es tan lejos, y hay quienes, como Raúl Márquez, consiguieron una bicicleta prestada para ir de jornada.

Ejercer periodismo en Venezuela es una carrera no sólo de alto riesgo, también de sacrificio descomunal en regiones como Táchira. Después de decretada la cuarentena todo ha empeorado. No despachan gasolina a la población. Antes se conseguía combustible tras tres o más días de cola, o comprando en el mercado negro a más de medio dólar por litro, ahora no hay acceso porque no despachan sin orden gubernamental.

Quienes tienen cercanía o trabajan con el gobierno nacional pueden surtir de gasolina, “se debe estar bien conectado”, afirmó un periodista que pidió reservar su nombre, aseguró que tampoco es sencillo hacerse a ese combustible porque exigen cubrir actividades del gobierno hasta los domingo. “Claro, algunos prefieren hacerlo así y sonreírles, no lo niego”.

Otros de los torturantes escenarios del periodista en Táchira, son los racionamientos eléctricos que en San Cristóbal se institucionalizaron a 12 horas diarias en la mayoría de sectores, en solo una minoría de urbanizaciones el racionamiento es menor, pero en los municipios del interior es más severo el ajuste.

“Pura sobrevivencia”

Yamile Jiménez, tiene más de 20 años en el ejercicio del periodismo, primero como corresponsal de RCTV y actualmente de Caraota Digital. Describe lo que se vive en su oficio como, “caótico, angustiante, deprimente y de sobrevivencia”.

Jiménez  confesó que la mueve el amor por la profesión y el compromiso de informar, “cada vez se hace más difícil y tortuoso. El trabajo se ha convertido en uno de los principales problemas de enfrentar para quienes ejercen en Táchira, además del día a día, porque el trabajo tiene que ver con nuestra calidad de servicios públicos, los cuales prácticamente no existen”.

Dijo que el internet se convirtió en un lujo inexistente, “no podemos impedir que nos afecte la salud y nuestras relaciones personales porque vivimos cansados, estresados, agotados y somatizando. En mi caso sufro dolores de cabeza porque me levanto en la madrugada buscando señal de internet para ver si puedo adelantar”.

Sostiene que una de las opciones para internet es la señal colombiana, pero las tarifas del servicio son superiores a los salarios de periodistas, “a veces iba a casa de algún amigo y transmitía usando su internet colombiano, pero con la pandemia no podemos ir a casa de otros y tampoco tenemos gasolina para llegar. La he comprado a un dólar el litro”.

Yamile Jiménez afirmó que el estado Táchira vive una realidad diferente al resto del país en materia de servicios y también en costos de alimentos que de acuerdo a los indicativos son más caros que en regiones como Caracas.

“Es frustrante, deprimente y da rabia. Muchas cosas  no se han podido informar porque  no hay forma. Ya perdí uno de mis trabajos por la situación que relato, no podemos enfrentar una situación de pandemia con tantas adversidades, además somos padres y mi niña no puede ni cumplir actividades online de su colegio”.

Los Andes en pie por la web

En el caso del Diario de Los Andes uno de los medios más independientes y de denuncia que ha tenido el Táchira desde hace 28 años hoy solo online en la región e impreso en Trujillo sigue informando con un grupo reducido de periodistas, quienes laboran sin acceso a combustible y padecen la crisis de servicios públicos más descomunal de todos sus tiempos.

Mariana Duque, periodista del diario, narró que solo le dan oportunidad de escribir y enviar material durante seis horas del día, tiempo que tiene electricidad en su casa, donde trabaja por la cuarentena decretada por la pandemia del nuevo Coronavirus.

A pesar de esas dificultades que afectan la salud de los periodistas, señaló que se han reinventado muchas veces, y ahora mismo, con condiciones adversas, se unieron a otros medios nacionales para narrar la difícil historia del tachirense en tiempos de pandemia. “Comunicarlo es muy difícil, frustrante y agotador, porque dependes de la electricidad y el internet que te ponen a gotas, pero el entusiasmo y el compromiso nos hace proseguir, porque la meta es volver a papel cuando la marea baje” señaló la reportera.

Periodistas de madrugada

Diario La Nación no sale en papel por el déficit de gasolina para distribuirlo, expresó  Omaira Labrador, directora del único medio de comunicación impreso que quedaba circulando en Táchira.

“Los periodistas no tienen cómo trasladarse, ni podemos trasladarlos. No hay gasolina. Cada uno se moviliza como puede. Hacemos como hace la mayoría de medios aquí, las informaciones se ubican vía teléfono o por correo. Nadie va prácticamente a ningún sitio de pauta, también por extremar las medidas con la pandemia”, afirmó Labrador quien destacó que el nicho natural de La Nación siempre ha sido el papel donde confía que volverán algún día.

Las dificultades no se detienen. El medio solo posee un reportero gráfico que va a la calle por cuenta propia. “Tiene bicicleta o se moviliza en un mototaxi y nos envía fotos”, señaló la directora del diario, quien también destacó que los periodistas escriben y envían las notas en la madrugada “a la hora que llega la electricidad, porque los cortes son muy prolongados. En el Diario hay planta, pero en casa ninguno tiene” y la dinámica debe transformarse en teletrabajo.

Como directora, Omaira Labrador corrige textos y monta el gestor, se levanta en las madrugadas cuando llega la energía eléctrica o va a la sede del diario, “como somos varios, todos hacen su labor, y en las redes estamos bien actualizados”.

Por el llano en bicicleta

Raúl Márquez, trabaja en el municipio Fernández Feo, al sur del Táchira, donde debe ejercer el periodismo con pies de plomo debido a la larga lista de dificultades que posee. La presencia de grupos subversivos desde hace años en el municipio, es uno de ellos, tal como han confirmado reportes de organizaciones como FundaRedes y la propia población, que lo sabe y lo debe callar.

“Tenemos años con el portal de noticias Llano News, también escribo crónicas para una página de España, además soy corresponsal de Diario La Nación. Pero ha sido muy difícil ejercer, sobre todo por los servicios en este año 2020. Prácticamente nunca tenemos electricidad en el día”. Para Márquez las fallas en el suministro eléctrico se convirtieron en el problema más grave para ejercer su labor informativa. “Cuando llega a las 3 de la mañana, me levanto a adelantar o pasar material. Es muy agobiante. A veces en todo un día no puedo trabajar”, dijo.

Sin acceso a gasolina. El reportero relató al equipo de IPYS Venezuela que ha “tenido que comprar a tres mil pesos (un dólar) el litro”. Tal gasto se ha convertido en una limitante no solo para el trabajo, sino para la economía del comunicador, que ante tal realidad, consiguió una bicicleta y así ha resuelto para movilizarse a las pautas más importantes. “Un primo me la prestó y me voy a trabajar por El Piñal o Naranjales, que quedan como a 5 kilómetros”, destacó el periodista.

Su salud, dice resentirse por las presiones, “la angustia de tener que cumplir con el trabajo y no poder, enferma. Estás terminando de editar un video y se va la luz y pierdes todo, si lo vas a subir a una red social debido al internet tan malo, puedes pasar 60 minutos rogando a Dios que no se vaya la luz. Mi página no la he podido actualizar y debí abandonar un programa de radio porque se va la luz, y si ponen planta eléctrica tengo que llevar la gasolina para operarla”.

Raúl Márquez quiere seguir luchando, “si esto se intensifica no sé qué pasaría, lo único que falta es que nos quiten la luz por completo, ya estamos en un límite, no hay más allá”, dijo.

Ecos del Torbes dejó de sonar

Ecos del Torbes, la emisora ícono del Táchira cumple 73 años de fundación en agosto de 2020, hoy no se oye en la radio y solo informa en una cuenta de Instagram que lleva el periodista Manuel Cardozo.

“No salimos por señal abierta desde el 21 de diciembre de 2018. Comenzamos a transmitir por ecosdeltorbes.net con un solo noticiero. Luego la gente se fue cansando y el personal dijo que no estaban haciendo nada y se fueron retirando. La  electricidad también ayudó con todo eso”.

“Un día me dice la jefa ´no hay más noticiero´”, cuenta Cardozo que el coordinador de la radio Carlos Ortiz, les pidió que se detuvieran. “Sin embargo salía a la calle y cubría para La Mega 102.1 FM, emisora del grupo radial González Lovera, al que pertenece Ecos del Torbes. No había noticiero, pero iba a la calle y seguía saliendo por la web”.

Cuenta Cardozo que convocaron de nuevo periodistas desincorporados, “pero arreciaron los cortes de electricidad y de repente se volvió a perder todo. No he vuelto a salir a la calle desde que comenzó la cuarentena. No tengo acceso a gasolina. Lo que hago es ir a la radio y trabajo en Instagram, no tengo más opciones”.

Cardozo va a diario a la emisora porque vive a tres cuadras y cubre esporádicas pautas adonde puede llegar caminando. Para procesar el material debe hacerlo, en ocasiones, a media noche cuando tienen electricidad e internet.

Les asignaron 40 litros de gasolina

Los reporteros de medios televisivos también tienen su lista de necesidades. Cupos para el surtido de gasolina e implementos de bioseguirdad para sus coberturas son solo algunos. La periodista Luzfrandy Contreras, de la Televisora Regional del Táchira (TRT), explicó que el trabajo que realizan en el medio, debe ser presencial. La empresa los traslada desde casa, hasta la planta televisiva.

La pauta diaria es realizada con dos carros que fueron dispuestos con un cupo de 40 litros de gasolina asignados semanalmente por los representantes del gobierno nacional en el Táchira, pero la reportera destacó que “quedamos siempre escasos con el combustible que nos permiten surtir”.

En cuanto a la seguridad preventiva, los primeros días de cuarentena la televisora brindó a todo el equipo tapabocas y antibacteriales, pero la distribución cesó en las siguientes semanas, y cada periodista ahora debe proveerse. La reportera confirmó que aún en medio de las carencias, dentro del equipo toman medidas como el “distanciamiento social y no vamos a sitios muy concurridos para evitar contagios. Estamos solicitando que la empresa asuma estos implementos de prevención para los trabajadores”.

Las carencias de los trabajadores de la prensa se han acrecentado en medio de la cuarentena decretada por Nicolás Maduro. El Táchira ha sido una de las entidades más afectadas, incluso desde antes de la pandemia del Coronavirus.

El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS Venezuela) rechaza la inacción sistemática de las autoridades nacionales ante las múltiples necesidades y precariedades que viven los medios de comunicación tachirenses. Las condiciones de los servicios públicos son una expresa responsabilidad del Estado y coaccionar la labor informativa de los periodistas por medio de estas básicas necesidades, limita el conocimiento de temas de interés público a los ciudadanos y promueve desiertos informativos.

Ver también

Misión de determinación de hechos sobre Venezuela señala que se mantiene el aparato represivo en el país

El miércoles 20 de marzo, la Misión internacional independiente de determinación de los hechos (FFM, …