IPYS Instituto Prensa y Sociedad Venezuela
Keren Torres Bravo
El 5 de marzo, aproximadamente a las 4:30 de la tarde, se realizaban los actos por el aniversario de la muerte del Presidente Chávez en la Plaza Bolívar de Barquisimeto, mientras que a pocos metros, frente al Edificio Nacional, un grupo de personas pedían a través de pancartas y consignas la liberación de los tres estudiantes que aún permanecen detenidos.
Según narró Juan Brito, reportero gráfico del Diario El Impulso, los oficialistas que escucharon la llegada de los manifestantes cruzaron la calle y empezaron a gritarles, e incluso uno de ellos amenazó al fotógrafo al decirle que si publicaba algo “lo quebraría”. Quienes pudieron corrieron hasta adentro del Edificio Nacional y las puertas de vidrio fueron cerradas, pero tanto un señor como un joven que llevaba colgada en el cuello la bandera de Venezuela fueron golpeados, e incluso los oficialistas comenzaron a reventar los vidrios de esta entidad pública.
Las evidencias se encontraban en la cámara del joven reportero, quien al decidir alejarse de la algarabía, varias personas lo rodearon y empezaron a forcejear por la cámara, hasta que lo golpearon y tuvo que entregar el equipo de trabajo.
Mientras esto ocurría, al reportero de La Prensa de Lara, Hugo Pachano, también le fue robada la cámara, y tanto él, como su compañera Amny Pérez, recibieron golpes de los oficialistas.
Alexander Sánchez, fotógrafo del Diario El Informador, también fue rodeado por el grupo de personas violentas quienes querían quitarle la cámara, pero también forcejeó y un Guardia Nacional pudo rescatarlo y acompañarlo hasta adentro del Edificio Nacional. Sin embargo, esta buena acción fue empañada cuando el mismo funcionario le quitó la cámara y le dijo que se la devolvería en el Core 4.
“Me quitaron mi identificación, el carnet del periódico y le sacaron copia. Durante el forcejo también me quitaron mis lentes correctivos y luego no podía ver bien, ni siquiera el nombre del funcionario que estuvo conmigo. Intentaron sacarme el celular del bolsillo y no pudieron, todo esto mientras me daban patadas”, relató Sánchez.
Sánchez, cuando logró salir de la institución a escondidas fue a la sede del Informador y de allí lo llevaron hasta el Core 4 a buscar la cámara, donde efectivamente se la entregaron, pero con la memoria fotográfica borrada en su totalidad, incluso las gráficas que no tenían nada que ver con la manifestación.
En una misma pauta de trabajo, tres gráficos y una periodista fueron agredidos, otro hecho lamentable en contra de la libertad de expresión que promueve la censura total de los medios de comunicación sociales.
