viernes , abril 26 2024

Reportero gráfico fue agredido y obligado a borrar material

Por: Luis Alejandro Borrero

El 4 de agosto de 2015, Andrews Abreu, reportero gráfico que trabaja para el periódico regional, El Carabobeño, fue agredido por un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) durante la cobertura de un conato de saqueo en un centro local de alimentos en el estado Carabobo, a unos 130 kilómetros al oeste de Caracas.

Desde temprano había reportes en redes sociales sobre compradores exaltados en las inmediaciones del supermercado Makro en Valencia —capital del estado—. Abreu llegó al sitio acompañado de la redactora Luisa Quintero para realizar la cobertura informativa del hecho.

Unas 800 personas estaban esperando entrar al establecimiento, contabilizó Abreu. Explicó que al menos 15 efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) custodiaban la entrada. Se conoció que toallas sanitarias, un producto escaso en Venezuela, había llegado a ese establecimiento, lo que originó las colas.

Cerca de las 11:00am, mientras Abreu hacía fotos de la cantidad de gente, se percató que un grupo de personas corría hacia el estacionamiento de Makro. “Vi que la gente corrió para acercarse a un grupo de policías, al menos seis, que estaban golpeando a un señor e intentando detenerlo”.

Abreu confesó que al llegar al lugar empezó a hacer fotografías de manera cautelosa, con el temor que si era avistado por los funcionarios podía ser arrestado. “Lamentablemente uno de los policías me vio y se me acercó”.

La orden fue precisa. “¿Por qué me estás tomando fotos?” preguntó el funcionario de apellido Saavedra a Abreu. El uniformado desenfundó su bastón desplegable y le propinó un golpe en la pierna izquierda al reportero gráfico. Luego se llevó la cámara. “Yo me identifiqué en todo momento, le mostré mi carnet y dije que era prensa”. La mediación verbal no fue posible.

Abreu se dirigió hacia una patrulla donde estaba el funcionario que le había quitado su cámara. Se la pidió, pero antes, este le obligó a que borrara todo el material. Dijo que estaba comprometida su labor si se difundían las imágenes de agresión a uno de los compradores. Tras formatear el material, Abreu consiguió su herramienta de trabajo de vuelta.

Este hecho se califica como una violación a la libertad de expresión pues corresponde con una forma de intimidación. En este sentido, el reportero es cada vez más complicado hacer periodismo en la región. Lamentó que no existan garantías suficientes contra agresiones de este tipo.

Andrews abreu

Ver también

“Mujer y periodista, doble riesgo” aborda las violencias que operan contra las comunicadoras

El caso de la periodista Karla Ávila, quien fue víctima de acoso en su lugar …